Recibiréis Poder

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Desea ayudar a los maestros, 17 de mayo

Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él. 2 Reyes 2:15. RP 148.1

El Espíritu Santo vino a las escuelas de los profetas para poner los pensamientos de los estudiantes en armonía con la voluntad de Dios. Y en virtud de la relación que hubo entre el cielo y estas escuelas, el gozo y la gratitud que brotaba de los corazones llenos de amor lo expresaban en himnos de alabanza, a los que se unían los ángeles. Si los profesores abrieran sus corazones para recibir al Espíritu, serían preparados para cooperar con él en su ministerio en favor de los estudiantes. Cuando se le permita actuar libremente producirá transformaciones maravillosas. Al obrar en el corazón corregirá el egoísmo, refinará y modelará el carácter, y traerá todos los pensamientos en cautividad a Cristo... RP 148.2

En lugar de reprimirlo y hacerlo volver, debería estimularse la presencia del Espíritu Santo y darle la bienvenida. Cuando los maestros se santifiquen por la obediencia a la Palabra de Dios, el Espíritu Santo les dará vislumbres de las cosas celestiales. Cuando busquen a Dios con fervor y humildad, las palabras que expresaron en forma fría e indiferente arderán en sus corazones. La verdad dejará de languidecer en sus labios. RP 148.3

El Espíritu Santo, como agente, no nos privará de la necesidad de ejercer todas las facultades y cada talento. En cambio, nos enseñará a utilizar todos los dones para la gloria de Dios. Cuando dichas virtudes estén bajo la gracia divina, su poseedor se pondrá en condiciones de utilizarlos para los mejores propósitos que existan en esta vida. La ignorancia no puede estimular ni la humildad ni la espiritualidad de ningún profeso seguidor de Cristo. Las verdades de la Palabra de Dios serán mejor apreciadas por un intelectual que sea creyente sincero. Cristo puede ser mejor glorificado por los que le sirven con inteligencia. El gran propósito de la educación es capacitarnos para utilizar las facultades que Dios nos ha concedido a fin de que podamos representar como corresponde la religión de la Biblia, y para promover la gloria de Dios.—North Pacific Union Gleaner, 26 de mayo de 1909. RP 148.4