Mente, Carácter y Personalidad 2

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La honestidad es esencial

En todos los detalles de la vida deben mantenerse los más estrictos principios de honestidad. Estos no son los principios que gobiernan nuestro mundo, porque Satanás—engañador, mentiroso y opresor—es el amo, y sus súbditos lo siguen y llevan a cabo sus propósitos. Pero los cristianos sirven bajo un Amo diferente, y sus acciones deben ser llevadas a cabo en Dios, sin tomar en cuenta para nada la ganancia egoísta. 2MCP 82.5

La desviación de la perfecta limpieza en las transacciones comerciales puede ser poca cosa según algunos, pero nuestro Salvador no lo consideró así. Sus palabras en relación con esto son claras y explícitas: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel”. Lucas 16:10. Si alguien se aprovecha de su vecino en cosas de poca monta, se aprovechará en mayor medida cuando se le presente la tentación. Un falso testimonio en un asunto de poca importancia es tan deshonesto a la vista de Dios como una falsedad en algo mucho más importante. 2MCP 83.1

En el mundo cristiano de la actualidad se práctica el fraude en una medida alarmante. El pueblo que guarda los mandamientos de Dios debe demostrar que está por encima de estas cosas. Las prácticas deshonestas, que malogran los tratos del hombre con sus semejantes, nunca deberían ser llevadas a cabo por alguien que profesa creer la verdad presente. El pueblo de Dios le causa un gran daño a la verdad cuando se aparta en lo más mínimo de la integridad. 2MCP 83.2

Puede ser que la apariencia de alguien no sea muy agradable; puede ser que sea deficiente en muchos sentidos, pero si tiene la reputación de ser recto y honesto, se lo respetará. La estricta integridad cubre muchos rasgos objetables de carácter. La persona que se aferre insistentemente a la verdad, ganará la confianza de todos. No solo confiarán en él sus hermanos en la fe; los incrédulos también se verán obligados a reconocer que es un hombre de honor.—Carta 3, 1878. 2MCP 83.3