Capítulo 21—Ventajas del campo
Con una parcela y una casa cómoda—Siempre que se pueda, es deber de los padres establecer su hogar en el campo para beneficiar a sus hijos.1
HC 125.1
Los padres y las madres que poseen un pedazo de tierra y un hogar cómodo son reyes y reinas.2
HC 125.2
No consideréis como una privación el ser llamados a dejar las ciudades y mudaros a localidades del campo. Ricas bendiciones aguardan allí a quienes quieran aprovecharlas.3
HC 125.3
Contribuye a la seguridad económica—Vez tras vez el Señor ha dado instrucciones en el sentido de que nuestro pueblo debe mudar sus familias de las ciudades al campo, donde puedan cosechar sus propias provisiones; porque en el futuro se agravará mucho el problema de comprar y vender. Debemos comenzar ahora a escuchar las instrucciones que se nos ha dado una y otra vez: Salid de las ciudades a los distritos rurales, donde las casas no están cerca la una de la otra, y donde estaréis libres de la intervención de los enemigos.4 (En Country Living (La vida en el campo), pueden leerse consejos más detallados acerca de este asunto.)
HC 125.4
Consejos a quienes moran en ciudades—Sería bueno que pusierais a un lado vuestras preocupaciones y perplejidades para buscar retiro en el campo, donde no impera tanto la influencia que corrompe la moral de los jóvenes. Es verdad que en el campo no estaríais completamente libres de molestias y congojas; pero evitaríais muchos males y cerraríais la puerta a un alud de tentaciones que amenaza dominar la mente de vuestros hijos. Estos necesitan ocupación y variedad. La monotonía de su hogar los vuelve inquietos y agitados, y han caído en la costumbre de frecuentar a los jóvenes viciosos de la ciudad, con los que obtienen una educación callejera....
HC 125.5
Viviendo en el campo se beneficiarían; una vida activa al aire libre desarrollaría su salud, tanto física como mental. Debieran tener un jardín que cultivar, donde pudieran hallar diversión y ocupación útil. El cuidado de plantas y flores tiende a perfeccionar el gusto y el juicio, mientras que el familiarizarse con las útiles y hermosas creaciones de Dios ejerce una influencia que refina y ennoblece la mente al referirla al Hacedor y Señor de todo.5
HC 126.1
Ricas bendiciones aseguradas en el campo—La tierra oculta bendiciones en sus profundidades para los que tienen el valor, la voluntad y la perseverancia para recoger sus tesoros.... Muchos agricultores no han obtenido utilidades proporcionadas de sus tierras debido a que emprendieron este trabajo como si fuese una ocupación degradante; no ven que hay en él una bendición para sí mismos y para sus familias.6
HC 126.2
Trabajo que despierta la mente y refina el carácter—Al cultivar la tierra, el trabajador reflexivo descubrirá que se abren ante él tesoros jamás soñados. Nadie puede tener éxito en los trabajos agrícolas si no presta atención a las leyes que entrañan. Es necesario estudiar las necesidades especiales de cada variedad de plantas. Las diversas variedades requieren terreno y cultivo diferentes, y la condición del éxito es la obediencia a las leyes que rigen a cada una. La atención requerida al transplantar, para que no se cambie de lugar ni amontonen siquiera las raíces más finas, el cuidado de las plantas tiernas, la poda y el riego; la protección contra la helada de la noche y el sol durante el día, el cuidado de mantener alejadas las malas hierbas, las enfermedades y las plagas de insectos, el arreglo de las plantas, no sólo enseñan lecciones importantes en cuanto al desarrollo del carácter, sino que el trabajo mismo es un medio de desarrollo. Al desarrollar el cuidado, la paciencia, la atención a los detalles, la obediencia a la ley, se obtiene una educación esencial. El contacto constante con el misterio de la vida y el encanto de la naturaleza, así como la ternura necesaria para cuidar esos hermosos objetos de la creación de Dios, tienden a vivificar la mente, y refinar y elevar el carácter.7
HC 126.3
Dios nos enseñará e instruirá—El que enseñó a Adán y Eva en el Edén a cuidar el huerto, enseñará a los hombres hoy día. Hay sabiduría al alcance de aquel que maneja el arado y siembra la simiente. La tierra tiene sus tesoros escondidos y el Señor quisiera que trabajasen el suelo millares de los que se aglomeran en las ciudades en espera de una oportunidad para ganarse una bagatela.... Los que lleven a sus familias al campo las colocarán con ello lejos de tentaciones. Los niños cuyos padres aman y temen a Dios, están en cualquier forma ventajosamente situados para aprender del gran Maestro, origen y fuente de la sabiduría. Tienen una oportunidad muy favorable para obtener la idoneidad necesaria para el reino de los cielos.8
HC 127.1
El plan de Dios para Israel—Por su desobediencia a Dios, Adán y Eva habían perdido el Edén, y debido a su pecado toda la tierra quedó maldita. Pero si el pueblo de Dios seguía su instrucción, su tierra había de ser restaurada a la fertilidad y la belleza. Dios mismo les dió instrucciones en cuanto a la forma de cultivar el suelo, y ellos habían de cooperar con él en su restauración. De modo que toda la tierra, bajo el dominio de Dios, llegaría a ser una lección objetiva de verdad espiritual. Así como en obediencia a las leyes naturales de Dios, la tierra había de producir sus tesoros, así en obediencia a sus leyes morales el corazón de la gente había de reflejar los atributos del carácter de Dios.9
HC 127.2
Lecciones espirituales en la vida diaria—Dios nos ha rodeado del hermoso escenario de la naturaleza para atraer e interesar la mente. Es su propósito que asociemos las glorias de la naturaleza con su carácter. Si estudiamos fielmente el libro de la naturaleza hallaremos que es una fuente fructífera para la contemplación del amor infinito y el poder de Dios.10
HC 127.3
Cristo ha vinculado su enseñanza, no sólo con el día de descanso, sino con la semana de trabajo.... En la arada y en la siembra, el cultivo y la cosecha, nos enseña a ver una ilustración de su obra de gracia en el corazón. Así, en cada ramo de trabajo útil y en toda asociación de la vida, él desea que encontremos una lección de verdad divina. Entonces nuestro trabajo diario no absorberá más nuestra atención ni nos inducirá a olvidar a Dios; nos recordará continuamente a nuestro Creador y Redentor. El pensamiento de Dios correrá cual un hilo de oro a través de todas nuestras preocupaciones del hogar y nuestras labores. Para nosotros la gloria de su rostro descansará nuevamente sobre la faz de la naturaleza. Estaremos aprendiendo de continuo nuevas lecciones de verdades celestiales, y creciendo a la imagen de su pureza.11
HC 128.1
Leyes idénticas rigen la naturaleza y la humanidad—El gran Maestro puso a sus oyentes en contacto con la naturaleza, para que oyesen la voz que habla en todas las cosas creadas, y a medida que sus corazones se hacían más sensibles y sus mentes más receptivas, les ayudaba a interpretar la enseñanza espiritual de las escenas que contemplaban sus ojos.... En sus lecciones había algo para interesar a cada mente, e impresionar cada corazón. De ese modo la tarea diaria, en vez de ser una mera rutina de trabajo, exenta de pensamientos elevados, era animada por recuerdos constantes de lo espiritual y lo invisible.
HC 128.2
Del mismo modo deberíamos enseñar nosotros. Aprendan los niños a ver en la naturaleza una expresión del amor y de la sabiduría de Dios; líguese el concepto de él al ave, la flor y el árbol; lleguen todas las cosas visibles a ser para ellos intérpretes de lo invisible y todos los sucesos de la vida, medios de enseñanza divina.
HC 128.3
Al mismo tiempo que aprenden así a estudiar lecciones que enseñan todas las cosas creadas y todas las circunstancias de la vida, muéstrese que las mismas leyes que rigen las cosas de la naturaleza y los sucesos de la vida, deben regirnos a nosotros; que son promulgadas para nuestro bien; y que únicamente obedeciéndolas podemos hallar felicidad y éxito verdaderos.12
HC 129.1
Lecciones prácticas de agricultura—De las lecciones casi innumerables enseñadas por los diversos procesos del crecimiento, algunas de las más preciosas son transmitidas por medio de la parábola de la semilla, dada por el Salvador. Sus lecciones convienen a jóvenes y viejos....
HC 129.2
La germinación de la semilla representa el comienzo de la vida espiritual, y el desarrollo de la planta es una figura del desarrollo del carácter.... Cuando los padres y maestros tratan de enseñar estas lecciones, deberían hacer un trabajo práctico. Preparen los niños el terreno y siembren la semilla. Mientras trabajan así el terreno, el padre o maestro puede compararlo con el jardín del corazón y la semilla buena o mala echada en él, y explicar que, así como es necesario preparar el jardín para sembrar la semilla natural, es necesario preparar el corazón para sembrar la semilla de verdad.... Nadie se establece en un pedazo de tierra inculta con la esperanza de que dé inmediatamente una cosecha. Se debe hacer una labor diligente, perseverante, en la preparación del suelo, la siembra de la semilla y el cultivo de las mieses. Igual debe ser el proceder en la siembra espiritual.13
HC 129.3
Los malos hábitos son como malezas—Si ello es posible, el hogar debiera estar situado fuera de la ciudad, donde los niños puedan tener terreno para cultivar. Asígnese a cada uno de ellos un pedazo de tierra; y mientras se les enseña a hacer un jardín, a preparar el suelo para la semilla y la importancia de mantenerlo libre de malas hierbas, incúlqueseles también cuán importante es mantener la vida libre de prácticas desdorosas y perjudiciales. Enséñeseles a dominar los malos hábitos como desarraigan la maleza en sus jardines. Se necesitará tiempo para impartirles estas lecciones, pero reportarán grandes recompensas.14
HC 129.4
Reflejen nuestros hogares lo que creemos—Los padres tienen para con Dios la obligación de hacer de sus alrededores algo que corresponda a la verdad que profesan creer. Pueden dar lecciones correctas a sus hijos, y éstos aprenderán a relacionar el hogar terrenal con el celestial. Hasta donde ello sea posible, la familia debe ser aquí un modelo de la celestial. Entonces las tentaciones a participar de lo que sea bajo y rastrero perderán mucha de su fuerza. Se debe enseñar a los niños que están aquí tan sólo como quienes son probados, y debe educárselos para que lleguen a habitar las mansiones que Cristo está preparando para quienes le aman y guardan sus mandamientos. Tal es el deber más elevado que hayan de cumplir los padres.15
HC 130.1
Padres: Estableced hogares en el campo—Mientras Dios me dé fuerza para hablar a nuestro pueblo, continuaré invitando a los padres a abandonar las ciudades y establecer sus hogares en el campo, donde puedan cultivar el suelo y aprender del libro de la naturaleza las lecciones de pureza y sencillez. Las cosas de la naturaleza son los ministros silenciosos de Dios, que él nos dió para que nos enseñen verdades espirituales. Nos hablan del amor de Dios y declaran la sabiduría del Artista maestro.
HC 130.2
Me agradan las hermosas flores. Son recuerdos del Edén, que dirigen nuestra atención a la patria bienaventurada en la cual pronto entraremos si somos fieles. El Señor encauza mi pensamiento hacia las propiedades de las flores y los árboles para comunicar salud.16
HC 130.3
177
HC
El Hogar Cristiano
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