Mensajes para los Jóvenes

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Cómo ganar a los amados

Es cierto, pueden sentir una especie de ansiedad por la vida de los que aman. Quizá traten de abrirles los tesoros de la verdad y, en el fervor, derramen lágrimas por su salvación. Pero cuando las palabras parecen hacer poca impresión y no hay una respuesta evidente a las oraciones, casi se sienten tentados a reprochar a Dios porque sus labores no dan fruto. Les parece que sus amados tienen un corazón particularmente duro, y que no responden a sus esfuerzos. Pero ¿han pensado seriamente en que la falta puede estar en ustedes mismos? ¿Han pensado que están derribando con una mano lo que se esfuerzan por construir con la otra? MJ 141.1

A veces han permitido que el Espíritu de Dios los maneje, y otras han negado la fe con la práctica, y han destruido su labor por los familiares, pues sus prácticas han dejado sin efecto los esfuerzos en favor de ellos. El mal genio, el lenguaje no hablado, los modales, la disposición quejosa, la carencia de fragancia cristiana, la falta de espiritualidad, la misma expresión del rostro, ha dado testimonio contra ustedes [...]. MJ 141.2

No menosprecien nunca la importancia de las cosas pequeñas. Las cosas pequeñas proporcionan la disciplina real de la vida. Por medio de ellas se educa al ser para crecer a la semejanza de Cristo, o llevar la imagen del mal. Dios nos ayudará a cultivar hábitos de pensamiento, palabra, aspecto y acción que testificarán, ante los que nos rodeen, de que hemos estado con Jesús y aprendido de él.—The Youth’s Instructor, 9 de marzo de 1893. MJ 141.3