Mensajes para los Jóvenes

146/512

Un carácter bien equilibrado

Podemos estar dispuestos a dar nuestra propiedad a la causa de Dios, pero esto no valdrá a menos que le demos también un corazón amante y agradecido. Los que quieren ser verdaderos misioneros en los campos extranjeros, deben primero ser verdaderos misioneros en el hogar. Los que desean trabajar en la viña del Maestro, deben prepararse para eso mediante el cultivo cuidadoso del pedacito de viñedo que él ha confiado a su cuidado. MJ 99.4

El hombre, “tal como piensa en su corazón, así es él”.2 Muchos pensamientos forman la historia no escrita de un solo día, y estos pensamientos tienen mucho que ver con la formación del carácter. Debemos vigilar estrictamente nuestros pensamientos, pues un pensamiento impuro hace profunda impresión en el ser. Un pensamiento malo deja una mala impresión en la mente. Si los pensamientos son puros y santos, el hombre mejora por haberlos acariciado. Aceleran el pulso espiritual y aumentan el poder para hacer el bien. Y así como una gota de lluvia prepara el camino para otra en el humedecimiento de la tierra, un buen pensamiento prepara el camino para otro. MJ 99.5

El viaje más largo se efectúa dando un paso a la vez. La sucesión de pasos nos lleva al final del camino. La cadena más larga se compone de eslabones distintos. Si uno de estos eslabones es defectuoso, la cadena no sirve. Lo mismo ocurre con el carácter. Un carácter bien equilibrado se forma por la buena ejecución de actos pequeños. Un defecto, cultivado en vez de vencido, hace imperfecto al hombre y le cierra la puerta de la Santa Ciudad. El que entre en el cielo tendrá que tener un carácter sin mancha, arruga ni cosa semejante. Nada que corrompa podrá entrar allí. En toda la hueste redimida no se verá un defecto. MJ 99.6