Mensajes para los Jóvenes

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Capítulo 19—La fortaleza de carácter obtenida por la lucha

Los primeros treinta años de la vida de Cristo transcurrieron en la oscura aldea de Nazaret. La maldad de los habitantes de esta aldea era proverbial; de aquí la pregunta de Natanael: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?”1 MJ 54.3

Poco dicen los evangelistas en cuanto a la vida temprana de Cristo. Exceptuando un breve relato de su ida a Jerusalén en compañía de sus padres, no tenemos más que la sencilla declaración: “Y el niño crecía, se fortalecía y se llenaba de sabiduría. Y la gracia de Dios estaba sobre él”.2 MJ 54.4

Cristo es nuestro ejemplo en todas las cosas. De acuerdo con la providencia de Dios, su vida temprana transcurrió en Nazaret, donde los habitantes eran de tal carácter, que él se encontraba continuamente expuesto a las tentaciones y necesitaba estar en guardia para permanecer puro y sin mancha entre tanto pecado y maldad. Cristo mismo no escogió ese lugar. Su Padre celestial se lo eligió, para que su carácter fuera probado de diversos modos. La vida temprana de Cristo fue sometida a severas pruebas, dificultades y conflictos con el fin de que desarrollara el carácter perfecto que lo convierte en ejemplo perfecto para los niños, los jóvenes y los adultos. MJ 55.1

Los niños y jóvenes están frecuentemente colocados en un ambiente que no es favorable para la vida cristiana, y ceden fácilmente a las tentaciones, alegando como excusa por su conducta pecaminosa que el ambiente es desfavorable para ellos. Cristo escogió el retiro, y mediante una vida industriosa, que mantenía activas sus manos, no invitó a la tentación, sino que se mantuvo alejado de la compañía de aquellos cuya influencia era corruptora. Cristo recorrió el camino más desparejo que hayan de transitar alguna vez los niños y los jóvenes. No le tocó en suerte una vida de abundancia e indolencia. Sus padres eran pobres y dependían de su trabajo diario para ganar el sustento; por tanto, la vida de Cristo fue una vida de pobreza, abnegación y privaciones. Compartió con sus padres su vida de laboriosidad diligente. MJ 55.2