Mensajes para los Jóvenes

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El sometimiento de las pasiones y los afectos

Te has vuelto rebelde, atrevida y osada. La gracia de Dios no tiene lugar en tu corazón. Únicamente por el poder de Dios puedes colocarte en una posición que te permita recibir su gracia, ser un instrumento de justicia. No solo requiere Dios que controles tus pensamientos, sino también tus pasiones y sentimientos. Tu salvación depende de que te gobiernes en estas cosas. Las pasiones y los afectos son agentes poderosos. Si se utilizan mal, si se ponen en marcha por motivos equivocados, si se los dirige hacia objetivos equivocados, serán poderosos para arruinarte y convertirte en una miserable piltrafa, sin Dios y sin esperanza. MJ 53.5

La imaginación debe ser positiva y persistentemente controlada si se desea sujetar las pasiones y los afectos a la razón, la conciencia y el carácter. Estás en peligro, porque estás a punto de sacrificar tus intereses eternos ante el altar de la pasión. La pasión está obteniendo el manejo total de tu todo ser. ¿Qué clase de pasión? La de una naturaleza baja y destructora. Si cedes a ella, amargarás la vida de tus padres, acarrearás tristeza y vergüenza a tus hermanas, sacrificarás tu propio carácter, y perderás el cielo y una vida gloriosa e inmortal. ¿Estás dispuesta a hacer esto? Te ruego que te detengas donde estás. No avances ni un paso más en tu proceder terco y caprichoso, porque ante ti están la desgracia y la muerte. A menos que domines tus pasiones y afectos, ciertamente te desprestigiarás a ti misma y a todos los que te rodean, y traerás la desgracia a tu carácter por el resto de tu vida. MJ 54.1

Eres desobediente a tus padres, impertinente, desagradecida e impía. Estos miserables rasgos de carácter son los frutos de un árbol corrupto. Eres atrevida. Te gustan los muchachos y te encanta hacerlos el tema de tu conversación. “De la abundancia del corazón habla la boca”.1 Los hábitos se han fortalecido y te controlan, y aprendiste a engañar para llevar adelante tus propósitos y cumplir tus deseos.—Testimonios para la Iglesia 2:496-498. MJ 54.2