Mensajes para los Jóvenes

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La verdadera felicidad no se halla en la diversión vana

Los que aman la sociedad satisfacen frecuentemente este gusto hasta que llega a ser una pasión dominante. Vestir bien, concurrir a lugares de diversión, reír, charlar de asuntos más livianos que la vanidad; tal es el objeto de su vida. No pueden soportar la lectura de la Biblia ni meditar en cosas celestiales. Se sienten desgraciados a menos que haya algo que los excite. No tienen en sí el poder para ser felices, sino que dependen, para tener felicidad, de la compañía de otros jóvenes tan irreflexivos y temerarios como ellos. Dedican a la locura las facultades que podrían ser dirigidas hacia propósitos nobles. MJ 304.3

El joven que halla gozo y felicidad en leer la Palabra de Dios y en la hora de la oración, es constantemente refrescado por las corrientes de la Fuente de la vida. Alcanzará una altura de excelencia moral y una amplitud de pensamiento que otros no pueden concebir. La comunión con Dios estimula los buenos pensamientos, las aspiraciones nobles, la percepción clara de la verdad y los elevados propósitos de acción. Los que así ponen su vida en comunión con Dios son reconocidos por él como sus hijos e hijas. Se elevan cada vez más, obteniendo visiones más claras de Dios y de la eternidad hasta que Dios hace de ellos conductos de luz y de sabiduría para el mundo [...]. MJ 304.4

Los que moran en Jesús serán felices, alegres y gozosos en Dios. La voz se caracterizará por un tono bajo, los actos y la música expresarán la reverencia por las cosas espirituales y eternas, y de sus labios brotará una música gozosa, pues procede del trono de Dios. Este es el misterio de la piedad, que no se puede explicar fácilmente, pero que no por eso deja de ser sentido y gozado. El corazón empedernido y rebelde puede cerrar sus puertas a todas las dulces influencias de la gracia de Dios y a todo el gozo en el Espíritu Santo, pero los caminos de la sabiduría son caminos agradables, y todas sus veredas son paz. Cuanto más estrechamente nos relacionemos con Cristo, más mostrarán nuestras palabras y acciones el poder atrayente y transformador de su gracia.—Testimonies for the Church 4:622-626. MJ 305.1