Mensajes para los Jóvenes

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La tentación

Satanás, el archiengañador, se transforma en ángel de luz y se presenta ante los jóvenes con sus engañosas tentaciones, y consigue apartarlos, paso a paso, de la senda del deber. Se lo describe como acusador, engañador, mentiroso, atormentador, asesino. “El que práctica el pecado es del diablo”.1 Cada transgresión, además de sus propias malas consecuencias, provoca el desagrado divino. Dios discierne los pensamientos del corazón. Cuando se acarician pensamientos impuros, no es necesario expresarlos por medio de palabras o hechos para consumar el pecado y acarrear la condenación sobre la persona. Su pureza ya está contaminada, y el tentador ha triunfado. MJ 303.4

Todo hombre es tentado cuando es llevado por sus propios apetitos y seducido. Al seguir sus inclinaciones se aparta del camino de la virtud y del bien verdadero. Si los jóvenes poseyeran integridad moral, en vano se les presentarían las más fuertes tentaciones. El acto de tentar es de Satanás, pero el de ceder es de ustedes. Toda la hueste de Satanás no tiene poder para forzar al tentado a ceder. No hay excusa para el pecado. MJ 304.1

Mientras algunos de los jóvenes malgastan sus facultades en la vanidad y la locura, otros disciplinan su mente, almacenando conocimientos, ciñéndose la armadura para entrar en la batalla de la vida, decididos a tener éxito. Pero no pueden hacer de la vida un éxito, por alto que quieran subir, a menos que concentren sus intereses en Dios. Si quieren volverse a Dios de todo corazón, rechazando la lisonja de los que en el menor grado pudieran debilitar su buen propósito, tendrán fuerza y confianza en Dios. MJ 304.2