Mensajes para los Jóvenes

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La liviandad con las cosas religiosas

Me duele ver que muchos jóvenes que profesan la religión no saben lo que es un cambio de corazón. No experimentan una transformación del carácter. No se dan cuenta de que es una cosa solemne profesar ser cristianos. Su vida es enteramente inconsecuente con una actitud mental religiosa. Si pertenecieran al número de los que son realmente hijos e hijas de Dios, no estarían llenos de necedad, de broma y frivolidad; en ellos ni hallarían eco las observaciones y la conducta necias de otros. La mente que está resuelta a obtener el premio, a lograr el cielo, rechazará con propósito firme y determinado toda tentativa de bromear con las cosas religiosas. MJ 188.3

La indiferencia respecto a este asunto encierra gran peligro; ninguna insensatez es tan sutil como la ligereza y la liviandad. Por todos lados vemos a jóvenes de carácter frívolo. Debería eludirse el trato con los jóvenes de tal clase, pues son peligrosos. Si profesan ser cristianos, deben ser aún más temidos. Sus mentes han sido formadas en un molde inferior y será mucho más fácil para ellos hacerlos descender a su nivel, que para ustedes conducirlos a pensamientos elevados y ennoblecedores y a una conducta correcta. Elijan como compañeros a quienes observan el decoro en sus palabras y en su comportamiento. MJ 188.4

Si quieren esforzarse en alto grado por manifestar las alabanzas de Dios, sus compañeros deben ser personas que les ayuden a tener presente la distinción entre lo sagrado y lo común. Si quieren tener puntos de vista amplios, aspiraciones y pensamientos nobles, escojan a compañeros que fortalezcan los principios rectos. Tienda todo pensamiento y todo propósito a obtener la vida futura, que va acompañada de eterna felicidad.—The Youth’s Instructor, 8 de octubre de 1896. MJ 189.1