La Oración

186/387

Dios responde las oraciones en el momento adecuado

Durante toda su vida matrimonial Zacarías había orado pidiendo un hijo. Él y su esposa ya eran ancianos, y todavía su oración no había sido contestada; pero él no murmuró. Dios no se había olvidado. Tenía un tiempo señalado para contestar esa oración, y cuando el caso parecía ya sin esperanza, Zacarías recibió su respuesta.—Comentario Bíblico Adventista 5:1089. Or 135.2

Dios no siempre contesta nuestras oraciones la primera vez que le rogamos, porque si lo hiciera, pensaríamos que tenemos derecho a todas las bendiciones y favores que nos concede. En vez de escudriñar nuestros corazones para ver si acariciamos algún mal o nos complacemos en algún pecado, nos volveríamos descuidados y dejaríamos de comprender nuestra dependencia de él, y nuestra necesidad de su ayuda.—Conflicto y Valor, 212. Or 135.3

En las Escrituras hay promesas preciosas hechas a los que esperan en el Señor. Todos deseamos la respuesta inmediata a las oraciones y nos sentimos tentados a desanimarnos si estas no son contestadas inmediatamente. Pero mi experiencia me ha enseñado que esto es un gran error. La demora es para nuestro beneficio especial. Tenemos la oportunidad de ver si nuestra fe es sincera o si es mudable como las olas del mar. Debemos atarnos al altar con las fuertes cuerdas de la fe y el amor, y dejar que la paciencia realice su obra perfecta. La fe se fortalece mediante el ejercicio continuo. Esta espera no significa que por haberle pedido al Señor que sane, no hay nada que nosotros podamos hacer. Todo lo contrario, debemos hacer lo mejor posible para utilizar los recursos que el Señor ha provisto en su bondad para satisfacer nuestras necesidades.—Consejos sobre la Salud, 377, 378. Or 135.4