La Oración

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La oración fue la fuente del poder de la reforma

Del lugar secreto de oración fue de donde vino el poder que hizo estremecerse al mundo en los días de la gran Reforma. Allí, con santa calma, se mantenían firmes los siervos de Dios sobre la roca de sus promesas. Durante la agitación de Augsburgo, Lutero “no dejó de dedicar tres horas al día a la oración; y este tiempo lo tomaba de las horas del día más propicias al estudio”. En lo secreto de su vivienda se le oía derramar su alma ante Dios con palabras “de adoración, de temor y de esperanza, como si hablara con un amigo”.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 222, 223. Or 109.1