La Oración

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Todos podemos orar por las almas

No todos son llamados a realizar una labor personal en tierras lejanas, pero todos pueden hacer algo mediante sus oraciones y sus donaciones para ayudar en la obra misionera.—Testimonies for the Church 6:29. Or 51.5

Hermanos y hermanas, ¿han olvidado que sus oraciones deberían salir, como afilada hoz, con los trabajadores en la gran cosecha?—Testimonies for the Church 3:162. Or 52.1

Conversen los que son espirituales con estas almas. Orad con ellos y por ellos. Conságrese mucho tiempo a la oración y al profundo escudriñamiento de la Palabra. Obtengan todos los verdaderos hechos de la fe en sus propias almas, por medio de la creencia de que el Espíritu Santo será impartido a ellos porque tienen en verdad hambre y sed de justicia.—El Evangelismo, 118. Or 52.2

Cuando lancemos la red del evangelio, velemos con lágrimas y oración ferviente. Que la determinación de los trabajadores sea no desanimarse; y que no vayan a soltar la red hasta que sea recogida con el fruto de su labor.—The Signs of the Times, 16 de marzo de 1882. Or 52.3

¿Cómo podemos honrar a Dios, cómo podemos vindicar su Palabra, a menos que sea con mucha oración, apelando a él para que manifieste su poder a favor de los que perecen?—The Review and Herald, 23 de agosto de 1892. Or 52.4