La Oración

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Jesús escucha la oración sencilla pidiendo perdón

No es esencial que todos puedan especificar con certeza cuándo fueron perdonados sus pecados. La lección que se debe enseñar a los niños es que sus errores y faltas han de ser presentados a Jesús en la misma niñez de su vida. Enseñadles a pedir perdón diariamente por cualquier error que hayan cometido y que Jesús oye la oración sencilla del corazón arrepentido, y los perdonará y recibirá así como recibió a los niños que le eran llevados cuando estuvo en la tierra.—Conducción del Niño, 467, 468. Or 288.2

Hijos, venid a Jesús. Dad a Dios la ofrenda más preciosa que os es posible presentar; dadle el corazón. Él os habla para deciros: “Hijo mío, hija mía, dadme el corazón. Aunque vuestros pecados fueren como la grana, los haré blancos como la nieve, pues os limpiaré con mi propia sangre. Os haré miembros de mi familia: hijos del Rey celestial. Tomad mi perdón, mi paz que os doy gratuitamente. Os revestiré con mi propia justicia—el traje de bodas—y os haré aptos para la cena de las bodas del Cordero. Cuando estéis revestidos con mi justicia—mediante oración, mediante vigilancia, mediante diligente estudio de mi Palabra—podréis alcanzar una norma elevada. Entenderéis la verdad, y vuestro carácter será modelado por una influencia divina, pues esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación”.—Comentario Bíblico Adventista 3:1180. Or 288.3

Es sumamente necesario que oremos a fin de tener poder de lo alto para ver y resistir las tentaciones del enemigo; pero Satanás siempre procura evitar que los hombres oren, llenando su tiempo con negocios o placer, o guiándolos a tanta maldad que ya no sienten el deseo de orar. El Señor Jesús ha hecho accesible el cielo para todos los que vengan a él, e invita a los niños y jóvenes a venir. Él dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no les impidáis, porque de ellos es el reino de Dios”. Jesús quiere que los niños y los jóvenes acudan a él con la misma confianza con que van a sus padres. Así como un niño pide pan a su madre o a su padre cuando tiene hambre, así quiere el Señor que le pidan las cosas que necesitan. Si sus pecados pesan sobre su corazón, han de venir ante Dios y decirle: “Por los méritos de Cristo, perdona mis pecados”. Cada oración sincera será escuchada en el cielo, y cada petición ferviente por gracia y fortaleza será contestada.—The Youth’s Instructor, 7 de julio de 1892. Or 289.1