La Oración

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Los padres deben orar pidiendo sabiduría para criar a sus hijos

Cada familia debiera erigir su altar de oración, comprendiendo que el temor de Jehová es el principio de la sabiduría. Si hay quienes en el mundo necesitan la fortaleza y el ánimo que da la religión, son los responsables de la educación y de la preparación de los niños. Ellos no pueden hacer su obra de una manera aceptable a Dios mientras su ejemplo diario enseñe a los que los miran en procura de dirección, que ellos pueden vivir sin Dios. Si educan a sus hijos para que vivan solamente esta vida, no harán preparativos para la eternidad. Morirán como han vivido, sin Dios, y los padres serán llamados a responder por la pérdida de sus almas. Padres y madres, necesitáis buscar a Dios por la mañana y por la noche, en el altar de la familia, para que podáis aprender a enseñar a vuestros hijos sabia, tierna y amorosamente.—Conducción del Niño, 489. Or 232.2

Habéis traído al mundo a hijos que no han sido consultados en cuanto a su existencia. Os habéis hecho responsables en gran medida por su felicidad futura, su bienestar eterno. Lleváis la responsabilidad, seáis conscientes de ella o no, de educar a estos hijos para Dios, de vigilar con celoso cuidado si se aproxima el artero enemigo y estar preparados para levantar un estandarte en contra de él. Construid una fortaleza de oración y fe alrededor de vuestros hijos, y ejercitad una vigilancia en ella. Nunca estáis seguros en contra de los ataques de Satanás.—Testimonios para la Iglesia 2:355. Or 232.3

Soliciten los padres a Dios que los guíe en su obra. Arrodillados delante de él, obtendrán una verdadera comprensión de sus grandes responsabilidades, y podrán confiar a sus hijos a Aquel que nunca yerra en sus consejos e instrucciones.—El Hogar Cristiano, 290. Or 233.1

Mediante oraciones sinceras y fervientes, los padres deberían construir una barrera defensiva alrededor de sus hijos. Deberían orar con fe intensa para que Dios habite en ellos y que los santos ángeles los preserven, a ellos y a sus hijos, de la potencia cruel de Satanás.—Testimonios para la Iglesia 7:44. Or 233.2

Con paciencia y amor, como fieles administradores de la múltiple gracia de Cristo, deben los padres hacer la obra que les ha sido señalada. Se espera de ellos que sean hallados fieles. Todo debe hacerse con fe. Han de rogar constantemente a Dios que comunique su gracia a los hijos a quienes están criando. Nunca deben cansarse en su obra, ni ser impacientes o inquietos. Deben aferrarse a sus hijos y a Dios. Si los padres obran con paciencia y amor, esforzándose fervorosamente por ayudar a sus hijos a alcanzar la más alta norma de pureza y modestia, tendrán éxito.—El Hogar Cristiano, 186, 187. Or 233.3

Sin el esfuerzo humano, resulta vano el esfuerzo divino. Dios obrará con poder cuando, dependiendo confiadamente de él, los padres se despierten y vean la responsabilidad sagrada que descansa sobre ellos y procuren educar correctamente a sus hijos. Cooperará con los padres que con cuidado y oración enseñan a sus hijos y labren su propia salvación y la de ellos. Obrará en ellos el querer y el hacer según su propio beneplácito.—El Hogar Cristiano, 185, 186. Or 233.4

Padres, ¿estáis obrando con energía incansable en favor de vuestros hijos? El Dios del cielo nota vuestra solicitud, vuestra labor ferviente, vuestra vigilancia constante. Oye vuestras oraciones. Con paciencia y ternura, educad a vuestros hijos para el Señor. Todo el cielo se interesa en vuestra obra. Los ángeles de luz se unirán a vosotros mientras lucháis por guiar a sus hijos hacia el cielo. Dios se unirá a vosotros y coronará de éxito vuestros esfuerzos. Cristo se deleita en honrar a la familia cristiana; porque tal familia es un símbolo de la familia del cielo.—The Review and Herald, 29 de enero de 1901. Or 234.1