La Oración

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El señor no aceptará un culto familiar que haya llegado a ser mero formalismo

En muchos casos, los cultos matutinos y vespertinos son poco más que una mera forma, una repetición opaca y monótona de frases hechas en las que no encuentra expresión el espíritu de gratitud o el sentimiento de la necesidad. El Señor no acepta un servicio tal. Pero no despreciará las peticiones de un corazón humilde y un espíritu contrito. El abrir nuestro corazón a nuestro Padre celestial, el reconocimiento de nuestra entera dependencia, la expresión de nuestras necesidades, el homenaje del amor lleno de gratitud: eso es verdadera oración.—Conducción del Niño, 490. Or 232.1