La Oración

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Es nuestro privilegio arrodillarnos para orar

Tanto en el culto público como en el privado, nos incumbe inclinarnos de rodillas delante de Dios cuando le dirigimos nuestras peticiones. Jesús, nuestro ejemplo, “puesto de rodillas, oró”. Lucas 22:41. Acerca de sus discípulos quedó registrado que también “Pedro puesto de rodillas, oró”. Hechos 9:40. Pablo declaró: “Doblo mis rodillas al Padre de nuestro Señor Jesucristo”. Efesios 3:14. Cuando Esdras confesó delante de Dios los pecados de Israel, se arrodilló. Esdras 9:5. Daniel “hincábase de rodillas tres veces al día, y oraba, y confesaba delante de su Dios”. Daniel 6:10.—La Historia de Profetas y Reyes, 33, 34. Or 223.3