La Oración

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Empezar el día orando

Es nuestro privilegio abrir el corazón y permitir que los rayos de la presencia de Cristo entren en él. Hermano mío, hermana mía, dad el rostro a la luz. Poneos en contacto verdadero y personal con Cristo, para que podáis ejercer una influencia elevadora y vivificadora. Que vuestra fe sea fuerte, pura y firme. Que la gratitud a Dios llene vuestro corazón. Cuando os levantáis en la mañana, arrodillaos junto a vuestro lecho, y pedid a Dios que os fortalezca para cumplir los deberes del día, y hacer frente a sus tentaciones. Pedidle que os ayude a poner en vuestra obra la dulzura del carácter de Cristo. Pedidle que os ayude a pronunciar palabras que inspiren esperanza y ánimo a los que os rodean, y que os acerquen al Salvador.—Hijos e Hijas de Dios, 201. Or 188.1

Tomen tiempo para comenzar su trabajo con oración cada mañana. No piensen que esa es una pérdida de tiempo; son momentos que vivirán durante las edades eternas. De este modo se tendrá éxito y se obtendrán victorias espirituales. La maquinaria responderá al toque de la mano del Maestro. Verdaderamente vale la pena solicitar la bendición de Dios, y el trabajo no puede ser bien hecho a menos que se comience bien.—Testimonios para la Iglesia 7:185. Or 188.2

Hermanos y hermanas, ancianos y jóvenes, cuando tengáis un momento libre, abrid la Biblia y atesorad en la mente sus preciosas verdades. Cuando estáis trabajando custodiad vuestra mente, mantenedla firme en Dios, hablad menos y meditad más. Recordad que “toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio”. Mateo 12:36. Sean vuestras palabras selectas; esto cerrará una puerta contra el adversario de las almas. Empezad el día con oración; trabajad como a la vista de Dios. Sus ángeles están siempre a vuestro lado, anotando vuestras palabras, vuestra conducta y la manera en que hacéis vuestro trabajo. Si os apartáis del buen consejo y elegís como compañeros a aquellos de quienes podéis con razón sospechar que no tienen inclinación religiosa, aunque profesan ser cristianos, no tardaréis en llegar a ser como ellos. Os ponéis en el camino de la tentación, en el campo de batalla de Satanás, y a menos que estéis constantemente guardados seréis vencidos por sus designios.—Consejos sobre la Salud, 413. Or 188.3

Acuda diariamente al Señor en busca de dirección y guía; dependa de Dios para luz y conocimiento. Pida en oración esta instrucción y luz, hasta que las reciba. De nada le servirá pedir y entonces olvidar lo que ha pedido en oración. Mantenga su atención puesta en su plegaria. Puede hacer esto mientras esté trabajando con las manos. Puede decir: Señor, creo; con todo mi corazón creo. Que el poder del Espíritu Santo venga sobre mí.—Fundamentals of Christian Education, 531. Or 189.1

En seguir a Cristo, mirando a aquel que es el Autor y Consumador de su fe, sentirá que está obrando bajo su mirada, que es influido por su presencia, y que él conoce sus motivos. A cada paso inquirirá humildemente: ¿Agradará esto a Jesús? ¿Glorificará a Dios? Mañana y tarde su oración sincera debe elevarse a Dios pidiendo su bendición y guía. La verdadera oración se aferra a la Omnipotencia y nos da la victoria. Sobre sus rodillas el cristiano obtiene la fuerza para resistir a la tentación.—Testimonies for the Church 4:615. Or 189.2