La Maravillosa Gracia de Dios

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¿Y las buenas obras? 19 de noviembre

Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. Efesios 2:10. MGD 331.1

Nuestra aceptación por parte de Dios es segura únicamente por medio de su amado Hijo, y las buenas obras son sólo el resultado de la operación de su amor perdonador del pecado. No se acreditan a nuestra cuenta, ni se nos concede nada por nuestras buenas obras para que por ellas podamos reclamar una parte en la salvación de nuestras almas. La salvación es el don gratuito de Dios para el creyente, que se le otorga sólo por causa de Cristo. El alma conturbada puede encontrar paz por medio de la fe en Cristo, y esta paz será proporcional a su fe y confianza. No puede presentar sus buenas obras como un argumento para la salvación de su alma. MGD 331.2

Pero, ¿no tienen ningún valor las buenas obras realmente? El pecador que peca impunemente cada día, ¿es considerado por Dios con la misma simpatía que aquel que por fe en Cristo trata de obrar en su integridad? Las Escrituras responden: “Somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. En su divino plan, por medio de su favor inmerecido, el Señor ha establecido que las buenas obras sean recompensadas. Somos aceptados únicamente por los méritos de Cristo; y los actos de misericordia, los hechos de caridad que realizamos, son los frutos de la fe; y llegan a ser bendición para nosotros; porque los hombres han de ser recompensados de acuerdo con sus obras. Por la fragancia del mérito de Cristo nuestras buenas obras son aceptadas por Dios, y es la gracia la que nos capacita para hacer las buenas obras por las cuales se nos recompensa. Nuestras obras no tienen valor en ellas mismas ni por sí mismas. Una vez que hayamos hecho todo lo posible, debiéramos considerarnos siervos inútiles. No merecemos los agradecimientos de Dios. Hemos cumplido solamente con nuestro deber, y nuestras obras no podrían haberse llevado a cabo con la fuerza de nuestra propia naturaleza pecaminosa. El Señor nos insta a acercarnos a él y él se acercará a nosotros; y al acercarnos a él recibiremos la gracia.—The S.D.A. Bible Commentary 5:1122. MGD 331.3