La Maravillosa Gracia de Dios

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En bondad, 18 de octubre

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Colosenses 3:12. MGD 299.1

Que la ley de bondad esté sobre vuestros labios y el aceite de la gracia en vuestro corazón. Esto producirá maravillosos resultados. Seréis tiernos, simpatizantes, corteses. Necesitáis todas estas gracias. El Espíritu Santo debe ser recibido e implantado en vuestros caracteres; entonces será como un fuego santo, que producirá incienso que se elevará hacia Dios, no de labios condenatorios, sino como bálsamo para las almas de los hombres. Vuestro rostro reflejará la imagen de lo divino... Al contemplar el carácter de Cristo os transformaréis a su imagen. La gracia de Cristo solamente puede cambiar vuestro corazón y entonces reflejaréis la imagen del Señor Jesús. Dios nos pide que seamos semejantes a él, a saber, puros, santos y sin contaminación. Debemos llevar la imagen divina.—The S.D.A. Bible Commentary 3:1164. MGD 299.2

El Señor Jesús es nuestro único ayudador. Por medio de su gracia aprenderemos a cultivar el amor, a educarnos a nosotros mismos para hablar bondadosa y tiernamente. Por medio de su gracia nuestros modales fríos y ásperos serán transformados. La ley de bondad estará en nuestros labios, y los que están bajo la preciosa influencia del Espíritu Santo no considerarán evidencia de debilidad llorar con los que lloran, y regocijarse con los que se regocijan. Debemos cultivar las excelencias celestiales del carácter. Debemos aprender qué significa manifestar buena voluntad hacia todos los hombres, el sincero deseo de ser un rayo de sol y no una sombra en la vida de los demás.—Ibid. MGD 299.3

Aprovechad toda ocasión de trabajar por aquellos que os rodean y compartid con ellos vuestros afectos. Las palabras amables, las miradas de simpatía, las expresiones de aprecio serían para muchos de los que luchan a solas como un vaso de agua fresca para el sediento... MGD 299.4

Vivid en el resplandor del amor del Salvador. Entonces vuestra influencia beneficiará al mundo.—Joyas de los Testimonios 3:100. MGD 299.5