El otro Poder

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Capítulo 25—Las publicaciones en la culminación de la obra

El fin de todas las cosas está cerca—La obra grande y maravillosa del último mensaje debe ser cumplida ahora como nunca antes. El mundo debe recibir la luz de la verdad mediante el ministerio de evangelización de la Palabra en nuestros libros y publicaciones periódicas. Nuestra publicaciones deben mostrar que el fin de todas las cosas está cerca. He sido encomendada para decir a nuestras casas publicadoras: “Eleven la norma; elévenla más alto. Proclamen el mensaje del tercer ángel para que sea oído en el mundo entero. Permitan que se deje ver que ‘aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús’. Apocalipsis 14:12. Permitan que nuestras publicaciones den el mensaje como testimonio a todo el mundo”. OP 177.1

Actualmente nuestros obreros deberían ser animados a consagrar su atención prioritaria a los libros que tengan que ver con las evidencias de nuestra fe, libros que enseñen las doctrinas de la Biblia y preparen un pueblo para soportar las pruebas de los penosos días que nos esperan.—Testimonies for the Church 9:61 (1909). OP 177.2

Iluminar la Tierra—Es también, en gran medida, por medio de nuestras imprentas como debe cumplirse la obra de aquel otro ángel que baja del cielo con gran potencia y alumbra la Tierra con su gloria.—Joyas de los Testimonios 3:142 (1902). OP 177.3

Objetivos específicos de nuestras publicaciones—Nuestra obra de publicaciones se estableció según las instrucciones de Dios y bajo su dirección especial. Fue fundada para alcanzar un objetivo preciso. Los adventistas del séptimo día han sido elegidos por Dios como pueblo particular, separado del mundo. Con el gran instrumento de la verdad los ha sacado de la cantera del mundo y los ha relacionado consigo. El Señor ha hecho de ellos representantes suyos, y los ha llamado a ser sus embajadores durante esta última fase de la obra de salvación. Les ha encargado que proclamen al mundo la mayor suma de verdad que se haya confiado alguna vez a seres mortales, las advertencias más solemnes y terribles que Dios haya enviado alguna vez a los hombres. Y nuestras casas publicadoras se cuentan entre los agentes más eficaces para realizar esta obra... OP 178.1

Mensajes sobrecogedores—Las páginas impresas que salen de nuestras casas editoras deben preparar a un pueblo que vaya al encuentro de nuestro Dios. En el mundo entero, estas instituciones deben realizar la misma obra que hizo Juan el Bautista en favor de la nación judía. Mediante solemnes mensajes de amonestación, el profeta de Dios arrancaba a los hombres de sus sueños mundanos. Por su medio, Dios llamó al arrepentimiento al apóstata Israel. Por la presentación de la verdad desenmascaraba los errores populares. En contraste con las falsas teorías de su tiempo, la verdad resaltaba en sus enseñanzas con certidumbre eterna. “Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado”. Mateo 3:2. Tal era el mensaje de Juan. El mismo mensaje debe ser anunciado al mundo hoy por las páginas impresas que salen de nuestras casas editoras. OP 178.2

La profecía cumplida por la misión del Bautista delinea la tarea que nos incumbe: “Aparejad el camino del Señor, enderezad sus veredas”. Vers 3. Así como Juan preparó el camino para la primera venida del Salvador, debemos nosotros preparar el camino para su segunda venida. OP 179.1

Exalten el sábado—Nuestras imprentas deben rehabilitar las pisoteadas exigencias de la Ley de Dios. Frente al mundo, como instrumentos de reforma, deben mostrar que la Ley de Dios es el fundamento de toda reforma duradera. Deben hacer comprender clara y distintamente la necesidad de obedecer todos sus mandamientos. Constreñidas por el amor de Cristo, deben trabajar con él para reedificar las ruinas antiguas y restaurar los cimientos de muchas generaciones. Deben reparar los portillos, restaurar las sendas. Por su testimonio, el sábado del cuarto mandamiento debe ser presentado como un testimonio, como constante recuerdo de Dios, que llame la atención y suscite preguntas que dirijan la mente de los hombres hacia su Creador. OP 179.2

Exalten el mensaje de los tres ángeles—Nunca se olviden que estas instituciones deben cooperar con el ministerio de los enviados celestiales. Se cuentan entre los medios de propaganda representados por el ángel que volaba “por en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación y tribu y lengua y pueblo, diciendo en alta voz: Temed a Dios, y dadle honra; porque la hora de su juicio es venida”. Apocalipsis 14:6, 7. OP 179.3

También es de nuestras casas editoras de donde ha de salir la terrible denuncia: “Ha caído, ha caído Babilonia, aquella grande ciudad, porque ella ha dado a beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación”. Vers. 8. OP 180.1

También son representadas por el tercer ángel que los siguió “diciendo en alta voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y toma la señal en su frente, éste también beberá del vino de la ira de Dios”. Vers. 9, 10.—Joyas de los Testimonios 3:140-142. OP 180.2

Que fortalezcan los clavos y las columnas—El trabajo editorial debería ser el medio para dar rápidamente la sagrada luz de la verdad presente al mundo. Las publicaciones que salen de nuestras prensas hoy deberían ser de tal carácter que fortalezcan cada clavo y cada pilar de la fe que fue establecida por la Palabra de Dios y la revelación de su Espíritu.—Testimonies for the Church 9:69 (1909). OP 180.3

El poder de la pluma alrededor del mundo—La pluma es un poder en la mano de hombres que sienten la verdad ardiente en sus corazones, y que tienen un celo inteligente por Dios, equilibrado con un sano juicio. La pluma, sumergida en la fuente de la verdad pura, puede enviar rayos de luz a los oscuros rincones de la Tierra, los cuales reflejarán nuevamente sus rayos, añadiéndoles nuevo poder y dando una luz aumentada para ser esparcida dondequiera. OP 180.4

Se me ha mostrado que las publicaciones ya han hecho su obra en algunas mentes en otros países, quebrantando los muros del prejuicio y la superstición. Se me han mostrado a hombres y mujeres que estudian con intenso interés revistas y folletos relativos a la verdad presente. Ellos leen las evidencias, que les resultan tan maravillosas y nuevas, y abren sus Biblias con un interés sostenido y profundo a medida que les son aclarados temas de la verdad que les eran oscuros, especialmente respecto del sábado del cuarto mandamiento. Mientras investigan las Escrituras para ver si estas cosas son así, una nueva luz brilla en su mente, pues los ángeles los rodean y los impresionan con las verdades contenidas en las publicaciones que han estado leyendo. OP 180.5

Una cosecha de vidas preciosas—Los he visto sosteniendo revistas y folletos en una mano y la Biblia en la otra, mientras sus mejillas estaban humedecidas con lágrimas; y arrodillándose delante de Dios en oración ferviente y humilde, los he visto guiados a toda verdad: precisamente lo que el Señor estaba haciendo por ellos antes que ellos se dirigieran a él. Cuando recibían la verdad en su corazón y veían la armoniosa cadena de verdades, la Biblia llegaba a ser para ellos un libro nuevo, y lo estrechaban contra su corazón con gozo y gratitud, mientras sus rostros brillaban de felicidad y de santo gozo. OP 181.1

Estas personas no estaban satisfechas meramente con gozar de la luz ellas mismas, y comenzaron a trabajar en favor de otros. Algunos han hecho grandes sacrificios por causa de la verdad y para ayudar a los hermanos que estaban en tinieblas.—Notas Biográficas de Elena G. de White, 237, 238 (1915). OP 181.2

La cosecha pentecostés—Dios hará pronto grandes cosas por nosotros si creemos en él y nos entregamos humildes a sus pies... Más de mil serán convertidos en un solo día, la mayor parte de los cuales reconocerá que sus primeras convicciones se forjaron al leer nuestras publicaciones.—The Review and Herald, 10 de noviembre de 1885. OP 181.3