El otro Poder

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Capítulo 24—Las ilustraciones de nuestras publicaciones

El propósito de las ilustraciones—El Señor desea que su pueblo avance con entendimiento e inteligencia. No deben ocasionarse grandes gastos; no obstante, todo debe ser hecho en perfecto orden. Nuestros libros deberían ser encuadernados con tapas que sean durables y de buena calidad. Deberían estar firmemente cosidos. Esto debería ser así siempre. Pero debe ejercerse cuidado respecto de la tarea de ilustrarlos. No debería invertirse mucho dinero en este rubro. Es bueno que las ilustraciones enseñen lecciones que conduzcan al estudio de la publicación en sí, pero cuando ellas distraen la atención de la verdad contenida en ese libro y hacen que ésta se detenga en ellas mismas, el esfuerzo hecho para ayudar al libro mediante las ilustraciones es un fracaso.—Carta 75, 1900. OP 167.1

Buen gusto en la elección de las ilustraciones—Las ilustraciones que representan escenas bíblicas no deben ser vulgares. La verdadera sabiduría, en todas las áreas, radica en el discernimiento y en la aptitud. Quien asciende con penoso esfuerzo y paso a paso la escalera del progreso humano debe fijar su mirada en Aquel que se encuentra al final de ella. El conocimiento que Dios imparte no es de un carácter tal que empequeñece nuestras ideas acerca de las cosas sagradas. La gloria de Dios debe ser puesta ante el ojo de la mente, no en las representaciones terrenales, vulgares, que imprimen en la memoria escenas que a su vez transmiten una falsa concepción acerca de Cristo y de las cosas celestiales. Una ilustración adecuada de las escenas bíblicas requiere un talento cualitativamente superior. Las lecciones sagradas de la Biblia no admiten comparación con estas producciones comunes y vulgares... Dios prohíbe que complazcamos a Satanás rebajando las normas de la verdad eterna mediante el uso de ilustraciones que provocarán la burla de hombres, mujeres y niños.—Manuscrito 23, 1896. OP 167.2

La tentación de ilustrar en exceso—Estoy muy preocupada respecto de algunos asuntos que me han sido recomendados. He escrito algo en relación con la preparación de ilustraciones, especialmente para nuestros libros. La inversión de cuantiosos medios para tal propósito ha constituido decididamente un error. No son ilustraciones lo que debemos sentirnos compelidos a presentar ante la gente, sino la verdad que necesitan conocer. La tarea de ilustrar nuestras publicaciones es una constante tentación de obtener dinero. Quienes necesitan los libros, y los apreciarían, no pueden obtenerlos como consecuencia de su elevado precio... OP 168.1

No acepten las tentaciones que llegarán hasta ustedes con peculiar fuerza para que editen libros cuya preparación implica una gran inversión de dinero. Dios no está en ese negocio. Los miles de dólares gastados en ilustraciones podrían dedicarse a producir libros que puedan ser vendidos a un precio reducido. Cuando los pastores asisten a los congresos, asambleas y concilios deberían tener el privilegio de llevar esos libros consigo y venderlos a un precio tan bajo como sea posible. Con las ganancias así obtenidas deberían comprar libros para presentarlos a quienes de entre nuestro pueblo no pueden adquirirlos, o a los no creyentes, quienes podrían de esa manera ser llevados al conocimiento de la verdad... OP 168.2

Es demasiado tarde para depender de las tapas costosas de un libro o de sus ilustraciones abundantes para su venta... Los libros que la gente necesita deberían ser publicados de tal manera que estén libres de toda ostentación. El ahorro de los miles de dólares gastados en ilustraciones haría posible que los libros fueran vendidos a un precio accesible para muchos. El Señor no ha inspirado ese entusiasmo. Esto es parte de la obra que se ha desviado de la sencillez de la fe que debería caracterizar a los adventistas del séptimo día como pueblo elegido y celoso de buenas obras. Los colportores y los artistas han tenido mucha influencia en lo que respecta a las decisiones relacionadas con el tema de las ilustraciones. OP 169.1

Me ha causado sorpresa el aumento de los gastos ocasionados por las ilustraciones que fueron puestas delante de mí.—Carta 133, 1899. OP 169.2

Extravagancia en las ilustraciones—Se me ha mostrado que la abundancia de ilustraciones preparadas para nuestras revistas y libros está convirtiéndose en una ambición no santificada; y los peligros de la rivalidad están aumentando hasta alcanzar una medida alarmante. Los libros que estamos enviando al mundo están costando demasiado. La extravagancia en la ilustración de ellos demanda tiempo y dinero, y crea preocupaciones que pueden ser evitadas y deberían serlo. El Señor desearía que procuráramos su gloria. Esta infatuación por la abundancia de ilustraciones no está de acuerdo con la voluntad de Dios; es el impulso del mundo y está golpeando con fuerza al pueblo de Dios en el presente. OP 169.3

Debe practicarse la economía en cada línea de la obra. Todo gasto innecesario debe ser evitado, ya que Dios está probando a su pueblo. Deben ser abiertas nuevas misiones en nuevos campos. Dios levantará hombres designados por él para proclamar el gran mensaje de prueba para este tiempo. La palabra de Dios debe llegar al pueblo. La trompeta debe comunicar un sonido certero. Este es un mensaje de vida o muerte y no debe ser comunicado de una manera incierta por los vigías que se encuentran sobre los muros de Sión.—Carta 147, 1899. OP 170.1

Con gusto y sencillez—Se nota entre nuestro pueblo un despliegue en la manifestación de lo externo y aparente; pero este despliegue no logrará el resultado que se desea. Nuestros libros han sido saturados de grandes ilustraciones, y esto los hace de costosa impresión y caros de comprar para las personas que más los necesitan. La cuestión de las ilustraciones ha sido llevada al extremo. El dinero extra gastado en la tapa de un libro o en las ilustraciones interiores no convertirá a una persona a las verdades que están contenidas en ese libro. No es orden de Dios que se ocupe mucho espacio con ilustraciones. Ha habido grandes demoras en la publicación de nuestros libros por esperar las ilustraciones, dilaciones que podrían haber sido evitadas y que han hecho que verdades que debían ser puestas en manos de la gente hayan sido retenidas... OP 170.2

Nuestros libros pueden ser preparados con buen gusto, como todos los libros deberían serlo; pero nuestras casas publicadoras están cometiendo un error al apartarse de la sencillez del evangelio. Estamos usando talentos y medios del Señor y debemos manejarlos sabiamente. La recompensa por estos trabajos de ilustración no justifica un gran desembolso de medios. La ganancia no es proporcional al tiempo y los medios empleados para lograrla.—Manuscrito 131, 1899. OP 171.1

Calcular el costo—Los hombres han fallado al calcular el costo de los libros que contienen los valores de la verdad. Han fallado, tanto en la impresión de ilustraciones cuanto en la organización de grandes ventas, que les consumen todos los medios, limitando así los logros en otras líneas de esta obra, que también necesitan ser llevadas a cabo. Se debería hacer un detallado estudio de la influencia de este proceder en la iglesia y el mundo.—Carta 133, 1899. OP 171.2

Corrección importante—¿No sería beneficiosa una amplia investigación acerca del asunto de cómo ilustrar nuestras publicaciones? ¿Acaso no tendría nuestra mente una idea clara, perfecta acerca de los ángeles, de Cristo y de todas las cosas espirituales si no hubieran sido elaboradas ilustraciones que representan estas cosas? No obstante, muchas ilustraciones son groseramente falsas y lejanas a la verdad que ilustran. ¿No existen acaso ilustraciones alejadas de la verdad, que dan voces de falsedad? Debemos ser veraces en nuestras representaciones de Jesucristo; muchos de los miserables pintarrajos puestos en nuestros libros y revistas son una imposición al público.—Carta 145, 1899. OP 171.3

Ilustraciones adecuadas—Las ideas de muchos, referidas a asuntos pertenecientes a la obra de Dios, son muy baratas. En la selección de ilustraciones de temas santos ha sido demostrada una deficiencia en sabiduría que Dios no puede aprobar.—Carta 39, 1899. OP 172.1

Un ejemplo de ilustración pobre—“El arca está en medio del Jordán”: vea los querubines sobre ambos extremos del arca. ¡Qué falsa descripción de los ángeles celestiales que miran con reverencia sobre el propiciatorio, la cubierta del arca! Un niño podría considerar la representación como pájaros encorvados. Cuando se trasladaba el arca del santuario, los querubines nunca eran expuestos a la visión humana. Esa arca sagrada, que representaba a Jehová en medio de su pueblo, siempre estaba cubierta, para que ningún ojo curioso pudiera mirarla. Siempre debía estar cubierta.—Carta 28a, 1897. OP 172.2

Sin escenas de horror—No introduzcan en los libros ilustraciones de autos de fe, esas pinturas católicas de persecuciones y hogueras. Es suficiente leer acerca de estos hechos impíos, como para, además, presentarlos con todos sus terribles detalles delante de los ojos.—Carta 28a, 1897. OP 172.3

Seleccionadas, no numerosas—Estoy preocupada respecto del uso de ilustraciones en nuestras publicaciones. Algunas de nuestras revistas parecen inclinadas a usarlas a tiempo y fuera de tiempo. Algunos de los clichés usados son muy inferiores, e ilustran pobremente los temas presentados. Espero que nuestras publicaciones no se asemejen a almanaques cómicos. No quisiera condenar por completo el uso de ilustraciones, pero se deberían usar muy pocas, y sólo las que ilustren bien los temas... No objeto el hecho que se seleccionen pocas y buenas ilustraciones. Que las ilustraciones sean bien seleccionadas antes que numerosas.—Carta 28a, 1897. OP 172.4

Ilustraciones inapropiadas en nuestras revistas—Me sentí grandemente dolorida al ver en la primera página de un número reciente de Signs una ilustración del lugar de nacimiento de Shakespeare, acompañada por un artículo acerca de Shakespeare. Pueda el Señor tener misericordia de nuestro discernimiento si es que no tenemos un mejor alimento que ése para dar a la manada de Dios. Me sentí muy apenada al ver a quienes ocupan posiciones de responsabilidad, que diariamente deberían estar obteniendo una rica experiencia, colocando tal tema delante de la gente. OP 173.1

Miren, el tabernáculo de Dios está con los hombres, y benignamente condesciende a habitar entre ellos. Que los representantes de la verdad para este tiempo oren ardientemente por un claro discernimiento espiritual. Que sean sinceramente celosos del honor del Señor Dios de los ejércitos. Que vean la pecaminosidad de exaltar a hombres como Shakespeare, llamando la atención del pueblo a quienes no honraron a Dios ni representaron a Cristo con sus vidas. OP 173.2

Los hombres que ocupan posiciones de responsabilidad en la obra de Dios necesitan ser renovados en el espíritu de su mente. Que eleven sus voces contra la adoración a los seres humanos, dando honor a quien deben honrar. Los hombres que editan nuestras revistas necesitan el toque divino. Necesitan la unción del Espíritu Santo. OP 173.3

“¿Qué significan estas cosas?”—Me sentí afligida y desconsolada cuando miré la representación de la primera página de Signs a la cual me he referido. Me pregunté: “¿Qué significan estas cosas?” Me sentí tan angustiada mentalmente que me enfermé físicamente. Me fui a la cama a las ocho, y dormí por un breve tiempo, creo que alrededor de una hora. Entonces me pareció estar delante de quienes se encuentran en posiciones de responsabilidad en la Pacific Press, llevándoles un mensaje. El Espíritu de Dios vino sobre mí, y no pude dejar de hablarles. Ahora no puedo escribir todo lo que dije. Pregunté: “¿Dónde está el discernimiento espiritual, o el buen juicio de ustedes, para que siembren cizaña entre el trigo? Nada debe aparecer en nuestras publicaciones que no represente la verdad y la justicia”. OP 173.4

Tenemos que aplicar esfuerzos fervientes para dirigir las mentes de nuestros jóvenes de Oakland por los canales correctos. A veces han sido severamente reprendidos por inclinarse hacia el amor por los placeres, alejándose del curso de acción más seguro que el cielo aprueba. Pero, ¿qué puedo decir cuando nuestras revistas publican tales encomios de hombres que no glorificaron a Dios en su vida y carácter? ¿Piensan ustedes que tales representaciones ayudarán a los jóvenes a caminar en la senda angosta de la santidad? OP 174.1

No veo cómo una representación como ésta, o como la de la primera página de una Review reciente—la ilustración de un relicario idólatra—pueda ser una ayuda espiritual para nuestro pueblo. OP 174.2

Me siento intensamente deseosa de que cada palabra que se publica para nuestro pueblo refleje la luz que traspasará las oscuras sombras de Satanás. Pongan en nuestras revistas las experiencias animadoras que muestran la bondad y el amor de Dios en el trato con su pueblo. Esto los fortalecerá y los animará. Hagan sendas rectas para sus pies; hagan que el lisiado pueda regresar al camino. Mantengan el mensaje de advertencia de la verdad delante de la gente; porque el fin está cerca. Proclamen a viva voz y no se preocupen. Algunos no prestarán atención, pero otros se arrepentirán y se convertirán. OP 174.3

Se me mostraron algunas cosas de gran importancia, pero no tuve fuerzas para escribirlas esta mañana. Cuando intenté hacerlo, me sobrevino tal intensidad de sentimientos que me vi obligada a detenerme. OP 175.1

Se necesita visión espiritual—Oh, necesitamos muchísimo discernimiento agudo, una visión espiritual clara. Nuestros ojos necesitan ser ungidos con el colirio celestial, para que podamos ver todas las cosas claramente. Por medio de nuestras publicaciones deben proclamarse las grandes y solemnes verdades para este tiempo, y en ellas debemos desplegar todo el poder espiritual que podamos. OP 175.2

Nuestra instrucción para el tiempo presente es: Cómo podemos comprender y presentar más claramente el evangelio que Cristo en persona presentó a Juan en la isla de Patmos; a este evangelio que se lo denomina “la revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto... Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía... porque el tiempo está cerca”. Apocalipsis 1:1-3. OP 175.3

Debemos proclamar al mundo las grandes y solemnes verdades del Apocalipsis. Estas verdades deben entrar en los mismos designios y principios de la iglesia de Dios... OP 175.4

Tenemos una obra muy importante que hacer: la obra de proclamar el mensaje del tercer ángel. Estamos enfrentando los asuntos más importantes que los hombres alguna vez han sido llamados a enfrentar. Todos deberían comprender las verdades contenidas en estos tres mensajes, porque son esenciales para la salvación. OP 175.5

Mis hermanos, ¿no darán pan y no piedra a la manada de Dios? Nunca imprimamos en nuestras publicaciones una palabra que rebaje el nivel que Dios espera que alcance su pueblo. No llamemos brillantes a los hombres que no han tenido la sabiduría para elegir al Señor Jesucristo, quien es la luz y la vida del mundo. La excelencia de un hombre está determinada por su posesión de las virtudes de Cristo. No quitemos nuestra mirada de Cristo para posarla en los seres humanos pecadores. La verdad debe ser mantenida delante de la gente. El modelo de pureza, temperancia y santidad debe ser elevado. OP 176.1

Es imposible decir qué alcances podría tener para ustedes la impresión de tales ilustraciones y artículos. La publicación haría mayor bien si se le diera menos espacio a las ilustraciones. OP 176.2

Fui instruida para decir que ustedes podrían hacer una descripción magnificada de Satanás. Podrían hablar de la grandeza de su inteligencia y poder. Podrían cautivar la razón de quienes leen Signs con estos temas. Pero sabemos que no sería correcto hacer eso. OP 176.3

Deseo poner este asunto delante de ustedes tan pronto como sea posible; por lo tanto, no puedo tomarme tiempo para escribir completamente sobre el asunto. Fui instruida para decir que han deshonrado a Dios. Ustedes no pretendieron hacerlo, pero lo han hecho.—Carta 106, 1902. OP 176.4