El otro Poder

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Capítulo 10—Publicación de declaraciones conflictivas

Unidad en las declaraciones—Los que escriben en nuestras publicaciones deben conservar la unidad entre sí. Nada debe encontrarse en nuestros periódicos que sepa a disensión. Satanás trata siempre de provocar disensión, porque sabe muy bien que por este medio puede contrarrestar eficazmente la obra de Dios. No debemos favorecer sus designios. La oración de Cristo en favor de sus discípulos fue: “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Juan 17:21. Los que trabajan verdaderamente para Dios obrarán en armonía con esta oración. En sus esfuerzos para hacer progresar la obra, todos deberían manifestar esta unidad de sentimientos y prácticas que revela que son testigos de Dios, que se aman unos a otros. Ante un mundo desgarrado por la discordia y la contienda, su amor y unidad atestiguarán que están relacionados con el cielo. Es la prueba convincente del carácter divino de su misión.—Joyas de los Testimonios 3:156, 157 (1902). OP 74.1

Nadie tiene derecho a emprender la marcha por su propia responsabilidad y presentar en nuestras publicaciones ideas acerca de ciertas doctrinas bíblicas, cuando se sabe que algunos entre nosotros tienen opiniones diferentes al respecto y que eso creará controversia.—Joyas de los Testimonios 2:206 (1889). OP 74.2

Presenten un frente unido—Me llegaron cartas de algunos que asistieron al Colegio Healdsburg en relación con las enseñanzas del Hno.-----respecto de las dos leyes. Escribí inmediatamente protestando contra lo que hacían, contrario a la luz que Dios nos había dado respecto de las diferencias de opinión, y no he escuchado nada como respuesta. Tal vez nunca les llegó ese escrito. Si ustedes, mis hermanos, hubieran tenido la experiencia que mi esposo y yo tuvimos respecto de estas conocidas diferencias que se publicaban en artículos de nuestras revistas, nunca habrían seguido el camino que siguieron, y sus ideas presentadas a los alumnos en el colegio no habrían aparecido en Signs. Especialmente en este tiempo todo lo que sean diferencias debe ser reprimido. Estos jóvenes tienen más confianza propia y menos precaución de lo que deberían tener. Ustedes deben ser, en lo que respecta a diferencias, prudentes como serpientes y sencillos como palomas. Aun si están plenamente convencidos de que sus ideas acerca de doctrina son sólidas, no muestran sabiduría al hacer que esas diferencias sean más visibles. OP 75.1

No vacilo en decir que ustedes cometieron una equivocación aquí. Se han apartado de las indicaciones directas que Dios ha dado acerca de este asunto, y el resultado sólo será perjudicial. Esto no está en armonía con Dios. Ustedes han dado ahora un ejemplo para que otros hagan lo que ustedes hicieron: sentirse libres de plantear sus diversas ideas y teorías y presentarlas ante el público. Esto producirá una situación que ni han soñado... OP 75.2

No es poca cosa que hayan aparecido en Signs como lo hicieron, y Dios ha revelado claramente que tales cosas no debían hacerse. Debemos presentar ante el mundo un frente unido. Satanás triunfará al ver diferencias entre los adventistas del séptimo día. Estos temas no son puntos vitales... OP 76.1

No lleven diferencias a las reuniones generales—Llevar esas diferencias a nuestras asambleas generales [congresos] es un error; no debería hacerse. Hay personas que no profundizan, que no son estudiosas de la Biblia y que, sin embargo, tomarán posiciones decididamente en favor o en contra, aferrándose a evidencias aparentes; sin embargo, pueden no ser verdades. Llevar diferencias a nuestros congresos hará que éstas se difundan ampliamente y lleguen al campo diversas ideas, unas opuestas a otras. Este no es el plan de Dios, porque de inmediato se originan preguntas y dudas acerca de si tenemos la verdad o, si después de todo, estamos equivocados y en el error. OP 76.2

La Reforma fue largamente demorada por destacar diferencias en algunos puntos de la fe; y cada grupo se aferraba tenazmente a los puntos en los cuales diferían. Pronto estaremos unidos, pero endurecerse y considerar que es su deber presentar sus puntos de vista en franca oposición a la fe o la verdad que ha sido predicada por nosotros como pueblo, es un error y producirá daño, y sólo daño, como en los días de Martín Lutero. Comiencen a separarse y a sentirse libres para expresar sus ideas sin tomar en cuenta los puntos de vista de sus hermanos, y se introducirá un estado de cosas que ustedes ni sueñan. OP 76.3

Diferencias en puntos menores—Mi esposo tuvo algunas ideas que en ciertos puntos diferían de las de sus hermanos. Me fue mostrado que por correctos que fueran sus puntos de vista, Dios no le pedía que los expusiera ante sus hermanos y creara diferencias de ideas. Aunque él tenía dominio sobre sus puntos de vista, una vez que fueran publicados, las mentes los captarían a su manera y, quienes pensaran en forma diferente, pondrían en esas diferencias toda la carga de su mensaje, produciendo contienda y confusión. OP 77.1

Hay pilares fundamentales de nuestra fe, temas que son de vital interés, como el sábado y la observancia de los mandamientos de Dios. Las ideas especulativas no deberían ser promovidas porque hay mentes singulares que gustan poner énfasis en algún punto que los otros no aceptan, y discuten y atraen toda la atención a ese punto destacándolo y magnificándolo, cuando realmente es un asunto que no tiene importancia vital y siempre será comprendido desde ángulos diferentes. Dos veces me fue mostrado que todo lo que sea de un carácter que aleje a nuestros hermanos de los puntos esenciales para este tiempo, debería quedar en segundo plano. OP 77.2

Cristo no reveló muchas cosas que eran verdad, porque habrían creado diferencias de opinión y producido disputas. Pero hay jóvenes que no pasaron por las experiencias que nosotros hemos tenido, y podrían tener choques. Quizá nada les gustaría más que tener una fuerte discusión. OP 77.3

Si estas cosas entran en nuestros congresos y asambleas, rehusaría asistir a ellas; porque he tenido tanta luz sobre este tema que sé que corazones no consagrados ni santificados gozarían con esta clase de ejercicio. Es demasiado tarde hermanos, demasiado tarde. Estamos en el gran Día de la Expiación, ocasión cuando el hombre debe estar afligiendo su vida, confesando sus pecados, humillando su corazón ante Dios y preparándose para el gran conflicto. Cuando estas discusiones llegan ante el pueblo, algunos pensarán que un hermano tiene la razón, y otros pensarán que la razón la tienen quienes se oponen. La gente queda confundida y el congreso será totalmente inútil, peor que si no hubiera habido reunión. OP 77.4

Cuando todo es disensión y conflicto, debe haber esfuerzos decididos para manejar y publicar por la pluma y la voz sólo las cosas que revelen armonía... OP 78.1

Pero, ¿cómo les parece que me siento cuando veo nuestras dos principales publicaciones periódicas en conflicto? Yo sé cómo esas publicaciones llegaron a existir, y sé lo que Dios dijo acerca de ellas: que son una y que no deberían verse distinciones en estos dos instrumentos de Dios. Son una y deben seguir siéndolo, respirando el mismo espíritu, ejerciendo la misma obra, preparando un pueblo en fe y en propósito para el día del Señor. OP 78.2

El Sickle* se inició en Battle Creek, pero no ha de ocupar el lugar de Signs, y no puedo ver que sea realmente necesario. Se necesita de The Signs of the Times y ésta hará lo que el Sickle no pueda hacer. Yo sé que Signs suele estar llena de preciosos artículos, alimento para la gente, que cada familia debería tener. Pero me duele el corazón cada vez que veo el Sickle. Digo que no es como Dios quisiera. Si Satanás puede iniciar la disensión entre nosotros como pueblo, estará muy contento. OP 78.3

No creo que los años borrarán las impresiones hechas en nuestra última reunión. Yo sé cómo operan estas cosas. Estoy convencida de que debemos tener más de Jesús y menos del yo. Si hay diferencias en la comprensión de algún pasaje de las Escrituras, entonces no hagan que por pluma o voz se vean sus diferencias produciendo una brecha cuando no es necesario. OP 79.1

Unidad en las verdades fundamentales—Deberíamos ser uno en la fe depositada en las verdades fundamentales de la Palabra de Dios. Deberíamos recordar continuamente el objetivo de mantener la armonía y la cooperación sin comprometer ni un solo principio de la verdad. Y mientras cavamos continuamente buscando la verdad como un tesoro escondido, seamos cuidadosos acerca de cómo presentamos opiniones nuevas y conflictivas. Tenemos un mensaje mundial. Los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesucristo son la preocupación de nuestra obra. Tener unidad y amor unos por otros es la gran obra que debe hacerse ahora. Hay peligro de que nuestros ministros se ocupen demasiado de las doctrinas, predicando demasiados discursos acerca de temas debatidos, cuando su propio ser necesita la piedad práctica. OP 79.2

Se ha abierto una puerta para las divergencias, la lucha, las contiendas y las diferencias que ninguno puede ver sino Dios. Su ojo recorre desde el principio hasta el fin. Sólo Dios conoce la magnitud del mal. La amargura, la ira, el resentimiento, los celos y el dolor del corazón provocado por las controversias de ambos bandos produce la pérdida de muchas vidas. OP 79.3

Quiera el Señor darnos una visión de la necesidad de beber de la Fuente viva del agua de vida. Sus puras corrientes nos refrescarán y sanarán, junto con los que se relacionan con nosotros. ¡Oh, si los corazones sólo fueran subyugados por el Espíritu de Dios! Si el ojo fuera bueno para gloria de Dios, ¡qué torrente de luz celestial descendería sobre el ser entero! El que habló como ningún hombre habló fue un educador sobre la Tierra. Después de su resurrección fue un educador para los solitarios y chasqueados discípulos que viajaban a Emaús y para los que estaban reunidos en el aposento alto. Les abrió las Escrituras en pasajes que se referían a él e hizo que sus corazones saltaran con nueva esperanza y gozo santo y sagrado... OP 79.4

Nuestro Redentor vive para interceder por nosotros, y ahora, si queremos aprender diariamente en la escuela de Cristo y acariciamos las lecciones que quiere enseñarnos con humildad y mansedumbre de corazón, tendremos una medida tan grande del espíritu de Jesús que el yo no estará entretejido en nada de lo que podamos hacer o decir. El ojo será bueno para la gloria de Dios. Necesitamos hacer esfuerzos especiales para contestar la oración de Cristo para que seamos uno como él es uno con el Padre... OP 80.1

Artículos acerca de la redención—Las maravillas de la redención se consideran muy livianamente. Necesitamos que estos temas sean presentados más plena y continuamente en nuestros sermones y publicaciones. Necesitamos que nuestros propios corazones sean profundamente conmovidos con estas salvadoras verdades. Hay peligro de que los discursos y artículos sean como la ofrenda de Caín: sin Cristo. OP 80.2

Cuando seamos bautizados con el Espíritu de Jesús habrá amor, armonía y mansedumbre. El yo se esconderá en Jesús, recibirá la sabiduría de Cristo, que iluminará el entendimiento. Entonces, lo que parece oscuro se aclarará. Las facultades serán ensanchadas y santificadas. El puede llevar a los que está preparando para la traslación al cielo, a alturas mayores de conocimiento y a visiones más amplias de la verdad. La razón por la que el Señor puede hacer tan poco por quienes están manejando verdades importantes es que muchos mantienen esas verdades separadas de su vida. Las sostienen en injusticia. Sus manos no están limpias, sus corazones están contaminados con el pecado, y si el Señor obrara por ellos con el poder de su Espíritu que corresponda en magnitud con la verdad que ha dado a conocer, sería como si el Señor sancionara el pecado. OP 80.3

Nuestro pueblo debería entretejer con su experiencia y carácter conceptos más elevados de Dios, su santidad y el plan de redención, llevándolos a su vida práctica. El lavamiento de las ropas del carácter en la sangre del Cordero es una obra que debemos realizar con fervor mientras todo defecto de carácter debe ser puesto a un lado. Así estaremos obrando nuestra propia salvación con temor y temblor. El Señor está trabajando en nosotros tanto el querer como el hacer por su buena voluntad. Necesitamos que Jesús more en nuestro corazón, y sea en él un manantial constante y vivificador. Entonces, las corrientes que fluyan de ese manantial serán puras, dulces, celestiales y anticiparán el cielo a los que son humildes de corazón. OP 81.1

Cierren las puertas a las diferencias—Dentro de poco se hablará y se escribirá mucho más que ahora acerca de las verdades relacionadas con la segunda venida de Cristo en las nubes de los cielos. Ha de cerrarse toda puerta que conduzca a puntos de diferencia y de debate entre los hermanos. Si el hombre viejo fuera eliminado de cada corazón, habría una mayor seguridad en la discusión; pero ahora el pueblo necesita algo de un carácter diferente. Hay muy poco del amor de Cristo en los corazones de los que pretenden creer la verdad. Cuando todas sus esperanzas se centren en Jesucristo, cuando su Espíritu sature el ser, habrá unidad, aunque no todas las ideas sean exactamente iguales en todos los puntos. OP 81.2

Todavía se entiende la Biblia muy confusamente. Aun el estudio de sus sagradas revelaciones durante toda la vida, con oración, dejará muchas cosas sin explicar. Se necesita la operación profunda del Espíritu de Dios sobre el corazón para modelar el carácter, abrir la comunicación entre el cielo y el alma, antes que las profundas verdades sean desentrañadas. El hombre tiene que aprender mucho todavía antes que Dios pueda hacer grandes cosas por él. El pequeño conocimiento impartido podría ser cien veces mayor si la mente y el carácter fueran equilibrados con la santa iluminación del Espíritu de Dios. Se pone muy poca mansedumbre y humildad en la tarea de escudriñar la verdad buscando sus tesoros escondidos. Si la verdad fuera enseñada como es en Jesús, habría cien veces más poder, y ese poder convertiría los corazones humanos. Pero todo está tan mezclado con el yo que la sabiduría de arriba no puede ser impartida.—Carta 37, 1887. OP 82.1