El Evangelismo

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El evangelista y su equipo

El evangelismo y los evangelistas—Cuando pienso en las ciudades donde se ha hecho tan poca obra, en las que viven tantos miles de personas que deben ser advertidas del pronto regreso del Salvador, experimento un intenso deseo de ver a hombres y mujeres que avancen en la realización de la tarea con el poder del Espíritu y con el amor de Cristo por las almas que perecen... Ev 55.4

Me siento muy perturbada. En cada ciudad debe llevarse a cabo una obra. Los obreros deben ir a nuestras grandes ciudades y celebrar reuniones de reavivamiento. En esas reuniones hay que emplear los mejores talentos, a fin de proclamar la verdad con poder. Hay que llevar a personas que posean los dones más variados... Ev 56.1

Deben introducirse nuevos métodos. El pueblo de Dios debe despertar a las necesidades del tiempo en que vivimos. Dios tiene hombres a quienes llamará a su servicio—hombres que no llevarán a cabo la obra en la forma sin vida como se ha realizado en el pasado... Ev 56.2

En nuestras ciudades populosas el mensaje debe presentarse como una lámpara encendida. Dios buscará obreros para que realicen esta tarea, y sus ángeles irán delante de ellos. Nadie estorbe a estos hombres designados por Dios. No lo permitáis. Dios les ha asignado su tarea. Preséntese el mensaje con tanto poder que los oyentes sean convencidos.—The Review and Herald, 30 de septiembre de 1902. Ev 56.3

Se necesitan hombres fuertes—Invito a nuestros ministros a considerar este asunto. Desígnense hombres fuertes para que trabajen en los grandes centros.—Manuscrito 25, 1908. Ev 56.4

Diversidad de talentos—En nuestras reuniones celebradas en carpas debemos contar con oradores que puedan realizar una buena impresión en la gente. Las habilidades de un solo hombre por inteligente que éste sea son insuficientes para satisfacer las necesidades. Hay que llevar a esas reuniones una diversidad de talentos.—Manuscrito 104, 1902. Ev 56.5

Un segundo hombre es una buena inversión—El Señor desea que su obra se lleve a cabo con solidez. Entrar en un nuevo campo implica un cuantioso gasto. Pero el desembolso adicional en que se incurriría al designar un segundo hombre para que ayude al Hno.-----será una inversión que proporcionará dividendos. Siento la necesidad de insistir en este asunto debido a que hay mucho que está en juego. Oró al Señor para que impresione vuestra mente a fin de que hagáis su voluntad.—Carta 261, 1905. Ev 56.6

Para retener la atención de grandes auditorios—El Señor ha dado a algunos ministros la habilidad de reunir a grandes congregaciones y de retener su atención. Al trabajar en el temor de Dios sus esfuerzos serán apoyados por la obra profunda del Espíritu Santo en los corazones humanos... Ev 56.7

Se me ha encargado que despierte a los centinelas. El fin de todas las cosas está cerca. Ahora es el tiempo oportuno. Que nuestros ministros y presidentes de asociaciones manifiesten su tacto y su habilidad al presentar la verdad ante públicos numerosos en nuestras ciudades. Al trabajar con sencillez, los corazones se enternecerán. Recordad que mientras presentáis el mensaje probatorio para este tiempo, vuestro propio corazón será enternecido y avivado por la influencia subyugadora del Espíritu Santo, y ganaréis las almas. Cuando estéis frente a las multitudes en las ciudades recordad que Dios es vuestro ayudador y que mediante su bendición podéis presentar un mensaje de tanta calidad que llegará a los corazones de los oyentes.—Manuscrito 53, 1910. Ev 56.8

Hombres y mujeres deben enseñar la verdad—En nuestras ciudades se necesitan maestros sabios—hombres y mujeres capaces de enseñar las verdades de la Palabra. Presenten éstos la verdad en toda su sagrada dignidad y con sencillez santificada.—The Review and Herald, 25 de enero de 1912. Ev 57.1

Pablo, el evangelista viajero—La vida de Pablo fue una vida de actividades intensas y variadas. De ciudad en ciudad y de país en país, él viajaba, contando la historia de la cruz, ganando conversos para el Evangelio y estableciendo iglesias.—Obreros Evangélicos, 60 (1915). Ev 57.2

Obreros fuertes y valerosos—Hombres y mujeres débiles y ancianos no deberían enviarse a trabajar en las ciudades atestadas y malsanas. Ponedlos a trabajar donde sus vidas no sean sacrificadas inútilmente. Nuestros hermanos que llevan la verdad a las ciudades no deben ser obligados a poner en peligro su salud en medio del ruido, la agitación y la confusión, si es posible obtener para ellos lugares apartados. Ev 57.3

Los que están empeñados en la difícil y molesta obra en las ciudades deberían recibir todo estímulo posible. No los critiquen los hermanos descomedidamente. Debemos cuidar a los obreros del Señor que presentan la luz de la verdad a los que moran en las tinieblas del error.—Carta 168, 1909. Ev 57.4