El Evangelismo

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Como quebrantar el prejuicio

Los estudios y las visitas como preparación para el esfuerzo público—La obra ha de comenzar silenciosamente, sin ruido ni sonido de trompeta. Ha de empezar dándose estudios bíblicos y educando a la gente. Este plan será de mucho mayor eficacia que comenzar con sermones.—Carta 89a, 1895. Ev 326.3

La obra personal elimina la oposición—En el servicio de Dios han de encontrarse obstáculos y dificultades. Los acontecimientos pertenecen a Dios; y sus siervos deben hacer frente a las dificultades y a la oposición, porque ellos son sus métodos escogidos de disciplina y la condición que él ha señalado para un seguro progreso, para el avance y el éxito. Pero ruego a los siervos del Señor Jesús que recuerden que hay una obra que debe ser hecha silenciosamente, sin despertar esa fuerte oposición que cierra los corazones a la verdad.—Carta 95, 1896. Ev 326.4

Las visitas determinan la conveniencia del esfuerzo público—Os digo en el nombre del Señor que con vuestra fuerza actual de obreros, no estáis preparados para empeñaros en la obra en un lugar difícil donde el prejuicio es fuerte. Si la mitad del tiempo usualmente dedicado a hacer un esfuerzo público fuera consagrado a la enseñanza de casa en casa, hasta que la gente llegara a familiarizarse con la sinceridad religiosa de los obreros y con las razones de su fe, sería mucho mejor. Después que esta obra se ha hecho, podría decidirse si resulta aconsejable un esfuerzo más costoso. Ev 326.5

Se han realizado esfuerzos públicos que han hecho bien. Algunos han respondido y han recibido la verdad, pero, ¡oh! cuán pocos han sido. El Señor desea que la verdad llegue intimamente a la gente, y esto puede lograrse tan sólo por una labor personal.—Carta 95, 1896. Ev 327.1

Se requiere tacto para quebrantar el prejuicio—Natanael estaba orando para saber si éste era en verdad el Cristo del cual Moisés y los profetas habían hablado. Mientras continuaba orando, uno de aquellos que habían sido atraídos a Cristo, de nombre Felipe, lo llamó y le dijo: “Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret”. Notad cuán rápidamente se levanta el prejuicio. Natanael dice: “¿De Nazaret puede haber algo de bueno?” Felipe sabía del fuerte prejuicio que existía en la mente de muchas personas contra Nazaret, y no trató de argüir con él, por temor de suscitar un espíritu combativo, sino que sencillamente le dijo: “Ven y ve”. Ev 327.2

He aquí una lección para todos nuestros ministros, colportores y obreros misioneros. Cuando os encontráis con personas que, como Natanael, tienen prejuicios contra la verdad, no presentéis con insistencia y con mucha fuerza vuestros puntos de vista peculiares. Hablad con ellos al principio de temas acerca de los cuales tenéis unanimidad. Arrodillaos con ellos en oración, y con fe humilde presentad vuestras peticiones al trono de la gracia. Tanto vosotros como ellos alcanzaréis una relación aún más estrecha con el cielo, el prejuicio se debilitará y será más fácil alcanzar el corazón.—Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 149 (1886). Ev 327.3