El Evangelismo

65/169

Llamamientos e invitaciones de altar

Instese a las almas a decidirse—Es la obra del Espíritu Santo convencer a las almas de su necesidad de Cristo. Muchos están convencidos de pecado, y sienten su necesidad de un Salvador que perdona el pecado; pero están meramente insatisfechos con sus objetivos y blancos, y si no hay una aplicación resuelta de la verdad a sus corazones, si no se hablan las palabras en el momento debido, invitándolos a la decisión ante el peso de la evidencia ya presentada, los convictos siguen adelante sin indentificarse con Cristo, se desvanece la áurea oportunidad, y no se han entregado, y se apartan más y más de la verdad, se apartan de Jesús y nunca hacen su decisión por la causa del Señor. Ev 209.4

El ministro no ha de presentar ahora la Palabra de Dios de una manera tal que meramente convenza de pecado en una forma general, sino que ha de elevar a Cristo ante sus oyentes. Lo que Cristo pide de ellos ha de hacerse claro. La gente ha de ser instada a decidirse precisamente ahora, a colocarse del lado del Señor.—Carta 29, 1890. Ev 209.5

Hay que asegurar la respuesta de los oyentes—El pastor ----- ha tenido un éxito admirable en esta serie de reuniones. Su método ha consistido en hacer que la Biblia se explique a sí misma; y el Espíritu Santo ha convencido a muchos corazones acerca de la verdad. A la gente no le queda otro recurso que aceptar un claro “Así dice Jehová”... Ha presentado sus conferencias únicamente en la noche, después que los hombres salen de sus trabajos y están en condiciones de asistir. Después de unas pocas semanas presentó el sábado, y una vez más hizo que la Biblia respaldara cada declaración. Ev 210.1

La primera reunión en la que se habló del sábado se llevó a cabo en la carpa grande. Después de que el pastor hubo terminado de hablar, se realizó una reunión social en la que pidió que se pusiesen de pie todos los que estaban convencidos de la verdad y que habían decidido obedecer la Palabra de Dios. Cincuenta personas respondieron; se anotaron sus nombres y se fijó la fecha para una reunión en la que darían testimonios. Muchos tenían cosas excelentes para decir... Ev 210.2

Después de varias semanas, se hizo otro llamamiento a los que habían decidido obedecer la verdad. Respondieron entre 25 y 30 personas. En esta reunión había varios ministros, y éstos dieron un testimonio admirable.—Carta 372, 1906. Ev 210.3

La respuesta de los oyentes a la verdad en el movimiento de 1844—Esta es la forma en que era proclamada en 1842, 1843 y 1844... El orador no pronunciaba palabras innecesarias, pero la Escritura era presentada claramente. Con frecuencia se hacía un llamamiento a los que creían las verdades que habían sido probadas por medio de la Palabra, y se los invitaba a levantarse, y como resultado de esto respondía un gran número de personas. Se ofrecían oraciones en beneficio de los que deseaban recibir una ayuda especial.—Manuscrito 105, 1906. Ev 210.4

Reconozcamos las manifestaciones nuevas de convicción—A mis hermanos que ministran diría: Toda nueva manifestación de convicción obrada por la gracia de Dios en las almas de los no creyentes, es divina. Todo lo que podáis hacer para atraer a las almas ai conocimiento de la verdad, es un medio de permitir que brille la luz, la luz de la gloria de Dios, como brilla en el rostro de Cristo Jesús. Guiad las mentes hacia Aquel que guía y dirige todas las cosas. Cristo será el maná y el rocío espiritual para las almas recién convertidas. En él no hay tiniebla alguna. A medida que hombres de comprensión espiritual realicen estudios bíblicos con ellos, diciéndoles cómo entregarse al poder del Espíritu Santo, para que puedan estar firme y plenamente establecidos en la verdad, se irá revelando el poder de Dios.—Manuscrito 105, 1906. Ev 210.5

Frecuentes invitaciones públicas—Descartad toda apariencia de apatía e inducid a la gente a pensar que hay vida o muerte en estas solemnes cuestiones, según que las reciban o las rechacen. Al presentar verdades decisivas, preguntad a menudo quién está dispuesto ahora, después de haber oído ellos las palabras de Dios, y después de haberles señalado su deber, a consagrar a Cristo Jesús sus corazones y sus mentes con todos sus afectos.—Carta 8, 1895. Ev 211.1

Hablad personalmente a los que hacen preguntas—Al terminar las reuniones, debe haber una investigación personal sobre el terreno con cada uno. A cada uno se le debe preguntar cómo piensa tomar estas cosas, y si se propone hacer una aplicación personal de ellas. Entonces debéis vigilar y observar si éste o aquél manifiesta interés. Cinco palabras que se les hable en privado, harán más que todo lo que el discurso ha hecho.—Manuscrito 19b, 1890. Ev 211.2

El Espíritu Santo da eficacia al llamado—Si buscáis al Señor, descartando todo mal hablar y todo egoísmo, y continuáis perseverando en oración, el Señor se acercará a vosotros. Es el poder del Espíritu Santo lo que concede eficacia a vuestros esfuerzos y a vuestras invitaciones. Humillaos ante Dios, para que con el poder divino podáis elevaros a una norma más alta.—Manuscrito 20, 1905. Ev 211.3

El amor de Jesús conmueve los corazones—Dios y su Hijo amado deben ser presentados a la gente con toda la abundancia del amor que han manifestado hacia el hombre. Para destruir las barreras del prejuicio y de la impenitencia, el amor de Cristo debe figurar en cada discurso. Haced saber a los hombres cuánto los ama Jesús y mostradles las evidencias que él les ha dado de ese amor. No hay otro amor que podría compararse con el amor que Dios ha manifestado por el hombre mediante la muerte de Cristo en la cruz. Cuando el corazón está lleno con el amor de Jesús, esto puede presentarse a la gente y tendrá efecto en los corazones.—Carta 48, 1886. Ev 211.4