El Ministerio de Curación

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Seremos guardados del mal

Como obreros de Dios, debemos llegar a los hombres doquiera estén, rodeados de tinieblas, sumidos en el vicio y manchados por la corrupción. Pero mientras afirmemos nuestro pensamiento en Aquel que es nuestro sol y nuestro escudo, el mal que nos rodea no manchará nuestras vestiduras. Mientras trabajemos para salvar las almas prontas a perecer, no seremos avergonzados si ponemos nuestra confianza en Dios. Cristo en el corazón, Cristo en la vida: tal es nuestra seguridad. La atmósfera de su presencia llenará el alma de aborrecimiento a todo lo malo. Nuestro espíritu puede identificarse de tal modo con el suyo, que en pensamiento y propósito seremos uno con él. MC 408.3

Por la fe y la oración Jacob, siendo de suyo débil y pecador, llegó a ser príncipe con Dios. Así podréis llegar a ser hombres y mujeres de fines elevados y santos, de vida noble, hombres y mujeres que por ninguna consideración se apartarán de la verdad, del bien y de la justicia. A todos nos acosan preocupaciones apremiantes, cargas y obligaciones; pero cuanto más difícil la situación y más pesadas las cargas, tanto más necesitamos a Jesús. MC 409.1

Error grave es descuidar el culto público de Dios. Los privilegios del servicio divino no son cosa de poca monta. Muchas veces los que asisten a los enfermos no pueden aprovechar estos privilegios, pero deben cuidar de no ausentarse de la casa de Dios sin necesidad. MC 409.2

Al atender a los enfermos, más que en cualquier ocupación secular, el éxito depende del espíritu de consagración y de sacrificio con que se hace la obra. Los que asumen responsabilidades necesitan colocarse donde puedan recibir honda impresión del Espíritu de Dios. Debéis tener tanto más vivos deseos que otros de la ayuda del Espíritu Santo y del conocimiento de Dios por cuanto vuestro puesto de confianza es de más responsabilidad que el de ellos. MC 409.3

Nada es más necesario en nuestro trabajo que los resultados prácticos de la comunión con Dios. Debemos mostrar con nuestra vida diaria que tenemos paz y descanso en el Salvador. Su paz en el corazón se reflejará en el rostro. Dará a la voz un poder persuasivo. La comunión con Dios ennoblecerá el carácter y la vida. Los hombres verán que hemos estado con Jesús como lo notaron en los primeros discípulos. Esto comunicará al obrero un poder que ninguna otra cosa puede dar. No debe permitir que cosa alguna le prive de este poder. MC 409.4

Hemos de vivir una vida doble: una vida de pensamiento y de acción, de silenciosa oración y fervoroso trabajo. La fuerza recibida por medio de la comunión con Dios, unida con el esfuerzo diligente por educar la mente para que llegue a ser reflexiva y cuidadosa, nos prepara para desempeñar las obligaciones cotidianas y conserva al espíritu en paz en cualesquiera circunstancias por penosas que resulten. MC 410.1