El Ministerio de Curación

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Los autores incrédulos

Muchos creen que para educarse es esencial que se estudien los escritos de autores incrédulos, porque dichas obras encierran muchas brillantes joyas del pensamiento. Pero, ¿quién fué el que creó estas joyas? Fué Dios, y sólo Dios. El es la fuente de toda luz. ¿Por qué habríamos de internarnos entonces en el fárrago de errores contenidos en las obras de los incrédulos en busca de unas cuantas verdades intelectuales, cuando toda la verdad está a nuestra disposición? MC 347.1

¿Cómo es que hombres en pugna con el gobierno de Dios llegan a poseer la sabiduría de que a veces hacen gala? Satanás mismo fué educado en las aulas celestiales, y conoce el bien y el mal. Mezcla lo precioso con lo vil, y esto le da poder para engañar. Pero porque Satanás se haya revestido de esplendor celestial, ¿le habremos de recibir como ángel de luz? El tentador tiene sus agentes, educados según sus métodos, inspirados por su espíritu e idóneos para su obra. ¿Cooperaremos nosotros con ellos? ¿Recibiremos las obras de sus agentes como esenciales para adquirir educación? MC 347.2

Si el tiempo y esfuerzo consagrados a sacar alguna que otra idea brillante de las enseñanzas de los incrédulos se dedicaran a estudiar las preciosas enseñanzas de la Palabra de Dios, millares que hoy se encuentran en tinieblas y en sombra de muerte se regocijarían en la gloria de la Luz de la vida. MC 347.3