El Ministerio de Curación
La creación de la tierra
La ciencia no puede explicar la creación. ¿Qué ciencia puede explicar el misterio de la vida? MC 322.3
“Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos por la palabra de Dios, siendo hecho lo que se ve, de lo que no se veía.” Hebreos 11:3. MC 322.4
“Yo: que formo la luz y crío las tinieblas, ...
yo Jehová que hago todo esto, ...
yo hice la tierra,
y crié sobre ella al hombre.
Yo, mis manos, extendieron los cielos,
y a todo su ejército mandé.”
MC 322.5
“En llamándolos yo, parecieron juntamente.” Isaías 45:6-12; 48:13. MC 322.6
En la creación de la tierra, nada debió Dios a la materia preexistente. “El dijo, y fué hecho; él mandó, y existió.” Salmos 33:9. Todas las cosas, materiales o espirituales, surgieron ante el Señor Jehová cuando él habló, y fueron creadas para su propio designio. Los cielos y todo su ejército, la tierra y todo lo que hay en ella, surgieron a la existencia por el aliento de su boca. MC 322.7
En la creación del hombre resulta manifiesta la intervención de un Dios personal. Cuando Dios hubo hecho al hombre a su imagen, el cuerpo humano quedó perfecto en su forma y organización, pero estaba aún sin vida. Después, el Dios personal y existente de por sí infundió en aquella forma el soplo de vida, y el hombre vino a ser criatura viva e inteligente. Todas las partes del organismo humano fueron puestas en acción. El corazón, las arterias, las venas, la lengua, las manos, los pies, los sentidos, las facultades del espíritu, todo ello empezó a funcionar, y todo quedó sometido a una ley. El hombre fué hecho alma viviente. Por medio de Cristo el Verbo, el Dios personal creó al hombre, y lo dotó de inteligencia y de facultades. MC 322.8
Nuestra substancia no le era oculta cuando fuimos hechos en el misterio; sus ojos vieron nuestra substancia por imperfecta que fuera, y en su libro todos nuestros miembros estaban anotados, aun cuando ninguno de ellos existiera todavía. MC 323.1
Sobre todos los órdenes inferiores de los seres, Dios dispuso que el hombre, corona de su creación, expresara el pensamiento divino y revelara la gloria de Dios. Pero no por ello tiene el hombre que enaltecerse como Dios. MC 323.2
“Cantad alegres a Dios. ...
Servid a Jehová con alegría;
venid ante su acatamiento con regocijo.
Reconoced que Jehová él es Dios:
él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Entrad por sus puertas con reconocimiento,
por sus atrios con alabanza:
alabadle, bendecid su nombre.”
MC 323.3
“Ensalzad a Jehová nuestro Dios,
y encorvaos al monte de su santidad;
porque Jehová nuestro Dios es santo.” Salmos 100:1-4; 99:9.
MC 323.4
Continuamente Dios sostiene y emplea como ministros suyos las cosas que hizo. Obra por medio de las leyes de la naturaleza, que le sirven de instrumento, pero no actúan automáticamente. La naturaleza atestigua la presencia inteligente y la intervención activa de un Ser que obra en todo según su voluntad. MC 323.5
“Para siempre, oh Jehová,
permanece tu palabra en los cielos.
Por generación y generación es tu verdad:
tú afirmaste la tierra, y persevera.
Por tu ordenación perseveran hasta hoy las cosas creadas;
porque todas ellas te sirven.”
MC 324.1
“Todo lo que quiso Jehová, ha hecho
en los cielos y en la tierra, en las mares y en todos los abismos.”
MC 324.2
“El mandó y fueron criadas.
Y las hizo ser para siempre por los siglos;
púsoles ley que no será quebrantada.” Salmos 119:89-91; 135:6; 148:5, 6.
MC 324.3
No es por medio de una fuerza inherente como año tras año la tierra suministra sus dones y sigue su marcha alrededor del sol. La mano del Infinito obra perpetuamente para guiar el planeta. El poder de Dios, en constante ejercicio, hace que la tierra conserve su posición en su rotación. Es Dios quien dispone que el sol salga y se levante en los cielos. Es Dios quien abre las ventanas de los cielos y da la lluvia. MC 324.4
“El da la nieve como lana,
derrama la escarcha como ceniza.”
MC 324.5
“A su voz se da muchedumbre de aguas en el cielo,
y hace subir las nubes de lo postrero de la tierra;
hace los relámpagos con la lluvia,
y saca el viento de sus depósitos.” Salmos 147:16; Jeremías 10:13.
MC 324.6
Por el poder de Dios medra la vegetación, despunta la hoja, se abre la flor, cuaja y se desarrolla la fruta. MC 324.7
El mecanismo del cuerpo humano no puede ser comprendido por completo; presenta misterios que confunden a los más inteligentes. No es por efecto de un mecanismo que, una vez puesto en movimiento, prosigue su acción, como late el pulso y una respiración sigue a la otra. En Dios vivimos, nos movemos y somos. El corazón que palpita, el pulso que late, cada nervio y músculo del organismo vivo se mantienen en orden y actividad por el poder de un Dios siempre presente. MC 324.8
La Biblia nos muestra a Dios en su alto y santo puesto, no en estado de inacción, no en el silencio y la soledad, sino rodeado de millares de millares y millones de millones de seres santos, siempre a la espera de sus órdenes. Por medio de estos mensajeros permanece Dios en comunicación activa con todas las partes de su dominio. Por medio de su Espíritu está presente en todas partes. Mediante su Espíritu y sus ángeles atiende y cuida a los hijos de los hombres. MC 325.1
Por encima de las confusiones de la tierra Dios está en su trono; todas las cosas están abiertas a su divina mirada; y desde su grande y serena eternidad ordena lo que su providencia considera mejor. MC 325.2
“El hombre no es señor de su camino,
ni del hombre que camina es ordenar sus pasos.”
MC 325.3
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, ...
reconócelo en todos tus caminos,
y él enderezará tus veredas.”
MC 325.4
“El ojo de Jehová sobre los que le temen,
sobre los que esperan en su misericordia;
para librar sus almas de la muerte,
y para darles vida en el hambre.”
MC 325.5
“¡Cuán ilustre, oh Dios, es tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la
sombra de tus alas.”
MC 325.6
“Bienaventurado aquel en cuya ayuda es el Dios de Jacob,
cuya esperanza es en Jehová su Dios.”
MC 325.7
“De tu misericordia, oh Jehová, está llena la tierra.”
Tú amas “justicia y juicio.”
Tú eres “esperanza de todos los términos de la tierra,
y de los más remotos confines de la mar.
Tú, el que afirma los montes con su potencia,
ceñido de valentía:
el que amansa el estruendo de los mares, ...
y el alboroto de las gentes. ...
Tú haces alegrar las salidas de la mañana y de la tarde, ...
Tú coronas el año de tus bienes;
Y tus nubes destilan grosura.”
“Sostiene Jehová a todos los que caen,
y levanta a todos los oprimidos.
Los ojos de todos esperan en ti,
y tú les das su comida en su tiempo.
Abres tu mano,
y colmas de bendición a todo viviente.” Jeremías 10:23; Proverbios 3:5, 6; Salmos 33:18, 19; 36:7; 146:5; 119:64; 33:5; 65:5-8, 11; 145:14-16.
MC 326.1