Reflejemos a Jesús

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Imbuidos del poder del Espíritu Santo, 26 de abril

Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Hechos 1:8. RJ 122.1

Es nuestro privilegio predicar la Palabra con demostración del Espíritu. Es el privilegio de toda alma ejercer fe en nuestro Señor Jesucristo. Pero la vida espiritual pura se desarrolla sólo cuando el alma se entrega a la voluntad de Dios por medio de Cristo, el Salvador que nos reconcilia. Es nuestro privilegio que el Espíritu Santo obre en nosotros. Mediante el ejercicio de la fe somos llevados a la comunión con Cristo Jesús, pues Cristo mora en los corazones de todos los que son mansos y humildes. La de ellos es una fe que obra por el amor y purifica el alma, trae paz al corazón, y conduce por el sendero de la abnegación y el renunciamiento. RJ 122.2

La promesa es que si perseveramos en conocer al Señor, sabremos que “como el alba está dispuesta su salida”. Oseas 6:3. Es esencial que poseamos diariamente en el corazón la gracia transformadora de Dios, para que todas nuestras palabras y acciones puedan dar evidencia de que somos sumisos a la mente y voluntad de Dios. Al cumplir con mansedumbre y humildad el servicio que se nos ha señalado, estaremos revelando el poder transformador del Espíritu Santo en nuestras vidas. Entonces nos convertiremos en instrumentos del Señor para hacer su obra. RJ 122.3

Con humildad y mansedumbre, y sin embargo con gran fervor, hemos de rendir nuestro servicio a Dios. Cristo es nuestro modelo, nuestro ejemplo en todo. El fue lleno del Espíritu, y el poder del Espíritu se manifestó por intermedio de El, no por movimientos corporales sino por un celo por buenas obras. RJ 122.4

Entre el pueblo de Dios hay necesidad de un examen profundo y completo del corazón, a fin de ser capaces de comprender lo que constituye la verdadera religión. Cristo es un maravilloso educador. Su vida y sus palabras se basan en sólidos principios. Su forma de enseñar era muy sencilla. El fue educado a la semejanza divina, y si lo seguimos no cometeremos errores... RJ 122.5

Nuestras vidas deben estar escondidas con Cristo en Dios. Debemos tener un conocimiento personal de Cristo. Sólo entonces podremos representarlo correctamente ante el mundo. Doquiera estemos debemos permitir que nuestra luz resplandezca para gloria de Dios en buenas obras. Esta es la grande e importante obra de nuestras vidas. Quienes están realmente bajo la influencia del Espíritu Santo, revelarán su poder por medio de una aplicación práctica de los eternos principios de verdad. Revelarán que el aceite santo es vaciado de las dos ramas de olivo en las cámaras del templo del alma. Sus palabras serán imbuidas del poder del Espíritu Santo para ablandar y subyugar el corazón. Será manifiesto que las palabras pronunciadas son espíritu y vida.—Carta 352, 1908. RJ 122.6