El Cristo Triunfante

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Toda la creación ha sido afectada por el gran conflicto, 10 de octubre

“Consumado es”. Juan 19:30. CT 292.1

Desde el pesebre hasta la cruz Satanás persiguió al Hijo de Dios. Las tentaciones se acumularon sobre él como una tempestad. Pero cuanto más fiero era el conflicto más se familiarizaba con las tentaciones que asedian a los hombres, y más preparado estaba para socorrer a los tentados. La dureza de la prueba por la cual tuvo que pasar Cristo guardaba proporción con el objeto que había que ganar o perder mediante su éxito o su fracaso. No estaba en juego sólo el interés de un mundo. Este planeta era el campo de batalla, pero todos los mundos que Dios ha creado se verían afectados por el resultado del conflicto. CT 292.2

Movido por el propósito de llegar a ser el gobernante supremo, Satanás intentó derrocar a Cristo. Por lo tanto planificó y llevó a cabo el asesinato de Cristo, con la esperanza de que no pudiera soportar una muerte tan horrenda como la que sólo podía idear la sabiduría infernal. Y en todo momento se esforzó por demostrar la exactitud de su afirmación acerca de que Cristo no era abnegado. CT 292.3

Bajo la influencia satánica, la muchedumbre clamó en favor de la crucifixión de Cristo. Todo el cielo contemplaría los sucesivos pasos de la humillación de Cristo: su juicio, su rechazo y su muerte. Y cuando estuvo en la cruz, exclamó: “Consumado es”, indicando que la lucha había terminado. La sangre del Inocente se había vertido por la culpa. La vida que ofreció, rescataría a la raza humana de la muerte eterna y sellaría la suerte de aquel que tenía el poder de la muerte, el diablo. CT 292.4

Satanás trató de causar la impresión de que estaba trabajando por la libertad del universo. Incluso cuando Cristo colgaba de la cruz, el enemigo decidió imprimir a sus argumentos tal alteración, tanto engaño, un carácter tan insidioso, que todos se convencieran de que la ley de Dios era tiránica. El mismo trazó todo plan, ideó todo mal, encendió toda mente para causar aflicción a Cristo. El mismo instigó las falsas acusaciones que se lanzaron contra Aquel que sólo había obrado el bien. El mismo inspiró los crueles actos que añadieron sufrimientos al puro, santo e inocente Hijo de Dios. CT 292.5

Mediante su conducta Satanás forjó una cadena con la cual él mismo será encadenado. El universo celestial será testigo de cuán justo es Dios al castigarlo. El cielo mismo vio lo que habría llegado a ser, si Satanás hubiera estado en él. Los corazones del universo celestial se unieron en proclamar que la ley de Dios es inmutable. Estos seres apoyaron el gobierno del Señor quien, para redimir al transgresor, no escatimó a su propio Hijo de sufrir la pena establecida para el pecado. CT 292.6

En su ministerio, por su palabra y sus obras Cristo vindicó su honor por la ley de Dios. Por esta razón, había venido al mundo.—Manuscrito 1, 1902. CT 292.7