Cristo en Su Santuario

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Fundamentos bíblicos

La venida de Cristo como nuestro Sumo Sacerdote al Lugar Santísimo para la purificación del Santuario, de la que se habla en (Daniel 8:14); la venida del Hijo del hombre a donde está el Anciano de días, tal como se la presenta en (Daniel 7:13); y la venida del Señor a su templo, predicha por Malaquías, son descripciones del mismo evento; y eso también está representado por la venida del Novio a las bodas, descrita por Cristo en la parábola de las diez vírgenes según. Mateo 25. CES 101.3

En el verano y otoño* de 1844 se hizo esta proclama: “¡Ahí viene el Novio!” Se conocieron entonces las dos clases de personas representadas por las vírgenes prudentes y las fatuas: la una esperaba con regocijo la aparición del Señor y se había estado preparando diligentemente para ir a su encuentro; la otra, presa del temor y obrando por impulso, se había dado por satisfecha con una teoría de la verdad pero estaba destituida de la gracia de Dios. En la parábola, cuando vino el Novio, “las que estaban preparadas entraron con él a las bodas”. La venida del Novio, presentada aquí, se verifica antes de la boda. La boda representa la recepción por parte de Cristo de su reino. La ciudad santa, la nueva Jerusalén, que es la capital del reino y lo representa, se llama “la novia, la esposa del Cordero”. El ángel dijo a Juan: “Ven, que te voy a presentar a la novia, la esposa del Cordero”. El profeta agrega: “Me llevó en el Espíritu... y me mostró la ciudad, Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios”. Apocalipsis 21:9, 10, NVI. Entonces, claramente, la Novia representa la ciudad santa y las vírgenes que van al encuentro del novio son un símbolo de la iglesia. En el Apocalipsis se dice que el pueblo de Dios son los invitados a la cena de las bodas. Apocalipsis 19:9. Si son los invitados, no pueden representar también a la novia. Cristo, según lo consigna el profeta Daniel, recibirá del Anciano de días en el cielo “dominio, gloria y reino”; recibirá la nueva Jerusalén, la capital de su reino, “preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido”. Daniel 7:14; Apocalipsis 21:2, NVI. Después de recibir el reino, vendrá en su gloria, como Rey de reyes y Señor de señores, para redimir a los suyos, quienes “se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob” a la mesa en su reino (Mateo 8:11; Lucas 22:30), para participar de la cena de las bodas del Cordero. CES 102.1

La proclama “¡Ahí viene el Novio!”, en el verano de 1844, indujo a miles de personas a esperar el inmediato advenimiento del Señor. En el tiempo señalado vino el Novio, no a la Tierra, como el pueblo lo esperaba, sino al Anciano de días en el cielo, a las bodas, [es decir,] a recibir su reino. “Las jóvenes que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas. Y se cerró la puerta”. No iban a asistir en persona a las bodas, ya que éstas se verifican en el cielo mientras que ellas están en la Tierra. Los seguidores de Cristo han de esperar “a que su Señor vuelva de la boda”. Mateo 25:10, NVI; Lucas 12:36, VM. Pero deben entender su obra, y seguirlo por fe mientras entra a la presencia de Dios. Es en este sentido que se dice que ellos entran a las bodas. CES 102.2

Según la parábola, las que tenían aceite en sus vasijas junto con sus lámparas fueron quienes entraron a las bodas. Los que, junto con el conocimiento de la verdad de las Escrituras, también tenían el Espíritu y la gracia de Dios -y quienes en la noche de su amarga prueba habían esperado con paciencia y escudriñaban la Biblia en busca de más luz-, fueron los que reconocieron la verdad referente al Santuario en el cielo y el cambio de ministerio del Salvador, y por fe le siguieron en su obra en el Santuario celestial. Y todos los que por el testimonio de las Escrituras aceptan las mismas verdades, y siguen por fe a Cristo mientras se presenta ante Dios para efectuar la última obra de mediación y para recibir su reino a la conclusión de ésta, todos ellos están representados como quienes entran a las bodas. CES 103.1

En la parábola de (Mateo 22) se emplea la misma figura de las bodas, y se ve a las claras que el juicio investigador se realiza antes de las bodas. Antes de verificarse estas entra el Rey para ver a los huéspedes y cerciorarse de que todos llevan la vestimenta de bodas, el manto inmaculado del carácter, lavado y emblanquecido en la sangre del Cordero. Mateo 22:11; Apocalipsis 7:14. Al que se le encuentra defectuoso se lo echa fuera, pero todos los que al ser examinados resultan tener la vestidura de bodas son aceptados por Dios y juzgados dignos de participar de su reino y sentarse en su trono. Esta tarea de examinar los caracteres, de determinar quiénes están preparados para el reino de Dios, es la del juicio investigador, la obra final en el Santuario celestial. CES 103.2

Cuando haya terminado esa obra de investigación, cuando se haya examinado y fallado los casos de quienes en todos los siglos han profesado ser seguidores de Cristo, entonces, y no antes, habrá terminado el tiempo de gracia y se cerrará la puerta de la misericordia. Así que las palabras: “Las que estaban preparadas entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta”, nos conducen a través del ministerio final del Salvador, hasta el momento en que quedará terminada la gran obra en favor de la salvación del hombre. CES 103.3