El Colportor Evangélico

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Capítulo 22—Conservar el debido equilibrio

Libros de salud y religiosos

Debe existir una perfecta unidad entre los obreros que trabajan con los libros que han de inundar al mundo con la luz. Dondequiera se presente la obra del colportaje entre nuestros hermanos, deben presentarse tanto los libros de salud como los religiosos juntos, como partes de una obra unida. La relación entre los libros religiosos y los de salud se me ha presentado ilustrada por la unión de la trama y la urdimbre que forman el hermoso diseño de un tejido perfecto. CE 140.1

Igualmente importante—En lo pasado los libros de salud no se han utilizado con el interés que su importancia demanda. Aun cuando han sido altamente apreciados por una clase numerosa, muchos no han creído que sea esencial que vayan al público en general. Pero, ¿qué cosa puede ser una preparación mejor, para la venida del Señor y para la recepción de otras verdades esenciales para preparar a un pueblo, que despertar a las personas para que vean los males de esta época e impulsarlas a una reforma de sus hábitos insalubres y de complacencia propia? ¿No necesita el mundo que se lo despierte sobre el tema de la reforma pro salud? ¿No necesita la gente las verdades presentadas en los libros sobre la salud? Debe manifestarse un sentimiento diferente del que hasta ahora ha prevalecido con respecto a las obras de salud en muchos de nuestros colportores que están en el campo. CE 140.2

No deben verse divisiones o facciones diversas entre nuestros colportores y agentes generales [directores de colportaje]. Todos deben interesarse en la venta de los libros que tratan del asunto de la salud así como en la venta de los libros específicamente religiosos. No ha de establecerse que únicamente ciertos libros han de ocupar la atención de los colportores. Debe haber perfecta unidad, y un desarrollo equilibrado y simétrico de la obra en todas sus partes. CE 141.1

No han de separarse—La parcialidad con la cual muchos han tratado los libros de salud, es una ofensa para Dios. Separar la obra pro salud del gran cuerpo de la obra no ha sido ordenado por Dios. La verdad presente descansa tan ciertamente en la obra de la reforma pro salud como en otros aspectos de la labor evangélica. Ningún ramo, separado de los demás, puede constituir un todo perfecto.—Testimonios para la Iglesia 6:326, 327 (1900). CE 141.2