El Colportor Evangélico

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Precios de nuestras publicaciones

Algunas cosas de seria importancia no han estado recibiendo la debida atención en nuestras oficinas de publicaciones. Los hombres que se desempeñan en puestos de responsabilidad debieran haber elaborado planes por los cuales nuestros libros pudieran ser puestos en circulación y no continuar en los estantes, permaneciendo inertes después de salir de la prensa. Nuestros hermanos están atrasados en el tiempo y no aprovechan las oportunidades que abre la providencia de Dios. CE 88.3

Muchas de nuestras publicaciones han sido lanzadas al mercado a un precio tan bajo que las ganancias no son suficientes para sostener la oficina y conservar un buen fondo con que continuar operando. Aquellos de nuestros hermanos que no tienen una preocupación especial por los diversos ramos de trabajo... no se informan con respecto a las necesidades de la causa y el capital requerido para mantener la empresa en movimiento. No entienden la posibilidad de las pérdidas y los gastos que ocurren todos los días en las instituciones. Parecen pensar que todo se mueve sin mucho cuidado o desembolso de medios, y por lo tanto hacen hincapié en la necesidad de fijar los precios más bajos para nuestras publicaciones, dejando así un escaso margen. CE 89.1

Y después que los precios han sido reducidos a cifras casi ruinosas, manifiestan sólo un débil interés en aumentar las ventas de los mismos libros para los cuales pidieron tales precios bajos. Habiendo logrado su objetivo, cesa la preocupación, cuando debieran tener un interés ferviente y un cuidado verdadero en impulsar la venta de las publicaciones, sembrando así la simiente de la verdad y trayendo medios a las oficinas para invertir en otras publicaciones. CE 89.2

Ha habido un gran descuido del deber de parte de los ministros al no interesar a las iglesias, de las localidades donde ellos trabajan, en este asunto. Una vez que se reduce el precio de los libros, resulta muy difícil volver a aumentarlos hasta que alcancen una base que compense los gastos, mientras hombres de mentes estrechas clamarán que se trata de especulación, sin discernir que nadie resulta beneficiado, y que los instrumentos de Dios no deben ser inutilizados por falta de capital. Libros que deben ser ampliamente puestos en circulación yacen inutilizados en nuestras oficinas de publicaciones porque no se ha manifestado suficiente interés en hacerlos circular. CE 89.3

La prensa es un poder; pero si su producto muere por falta de hombres que ejecuten planes para hacerlos circular ampliamente, su poder se pierde. Aunque ha habido una aguda perspicacia para discernir la necesidad de trazar planes para multiplicar los libros y folletos, se han descuidado los planes para hacer ingresar de nuevo los medios invertidos, como para que produzcan otras publicaciones. El poder de la prensa, con todas sus ventajas, se halla en manos de esos hombres; y ellos pueden utilizarlo sacando el máximo de provecho, o pueden estar medio dormidos y por la inacción perder las ventajas que sería posible obtener. Gracias a cálculos juiciosos pueden extender la luz mediante la venta de los libros y folletos. Pueden enviarlos a millares de familias que ahora se hallan en la oscuridad del error.—Testimonios para la Iglesia 4:388, 389 (1880). CE 90.1