El Colportor Evangélico

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La cultura mental

Dios desea que aprovechemos toda oportunidad de prepararnos para su obra. Espera que dediquemos todas nuestras energías a realizar dicha obra, y que mantengamos nuestros corazones susceptibles a su carácter tan sagrado y a sus temibles responsabilidades. CE 215.1

Muchos que son aptos para hacer una obra excelente logran muy poco porque a poco aspiran. Miles de cristianos pasan la vida como si no tuvieran un gran fin que perseguir, ni un alto ideal que alcanzar. Una causa de ello es lo poco en que se estiman. Cristo dio un precio infinito por nosotros, y quiere que estimemos nuestro propio valor en conformidad con dicho precio. CE 215.2

No se den por satisfechos con alcanzar un nivel bajo. No somos lo que podríamos ser, ni lo que Dios quiere que seamos. Dios no nos ha dado las facultades racionales para que permanezcan ociosas, ni para que las pervirtamos en la prosecución de fines terrenales y mezquinos, sino para que sean desarrolladas hasta lo sumo, refinadas, ennoblecidas y empleadas en hacer progresar los intereses de su reino. CE 215.3

Nadie debe consentir en ser mera máquina, accionada por la inteligencia de otro hombre. Dios nos ha dado capacidad para pensar y obrar, y actuando con cuidado, buscando en Dios nuestra sabiduría, llegaremos a estar en condición de llevar nuestras cargas. Obren con la personalidad que Dios les ha dado. No sean la sombra de otra persona. Cuenten con que el Señor obrará en ustedes, con ustedes y por medio de ustedes. CE 215.4

No piensen nunca que ya han aprendido bastante, y que pueden cejar en sus esfuerzos. La mente cultivada es la medida del hombre. Vuestra educación debe proseguir durante toda la vida; cada día deben aprender algo y poner en práctica el conocimiento adquirido. CE 216.1

Recuerden que en cualquier puesto en que sirvan, revelan qué móvil los inspira y desarrolla vuestro carácter. Cuanto hagan, háganlo con exactitud y diligencia; dominen la inclinación a buscar tareas fáciles. CE 216.2