El Colportor Evangélico

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Dios proveerá

Muchos de los que profesan seguir a Cristo se sienten angustiados, porque temen confiarse a Dios. No se han entregado por completo a él, y retroceden ante las consecuencias que semejante entrega podría implicar. Pero a menos que se entreguen así a Dios, no podrán hallar paz. CE 197.3

Muchos son aquellos cuyo corazón gime bajo el peso de los cuidados porque procuran alcanzar la norma del mundo. Escogieron servir a éste, aceptaron sus perplejidades y adoptaron sus costumbres. Así se corrompió su carácter, y la vida se les tornó en cansancio. La congoja constante consume sus fuerzas vitales. Nuestro Señor desea que depongan este yugo de servidumbre. Los invita a aceptar su yugo y les dice: “Mi yugo es fácil y ligera mi carga”. Mateo 11:30. La congoja es ciega y no puede discernir lo porvenir; pero Jesús ve el fin desde el principio. En toda dificultad ha dispuesto un medio de proporcionar alivio. “No quitará el bien a los que andan en integridad”. Salmos 84:11. CE 197.4

Para proveernos lo necesario, nuestro Padre celestial tiene mil maneras de las cuales nada sabemos. Los que aceptan el principio sencillo de hacer del servicio de Dios el asunto supremo, verán desvanecerse sus perplejidades y extenderse ante sus pies un camino despejado. CE 198.1

El fiel cumplimiento de los deberes de hoy es la mejor preparación para las pruebas de mañana. No amontonemos las eventualidades y los cuidados de mañana para añadirlos a la carga de hoy. “Basta a cada día su propio mal”. Mateo 6:34. CE 198.2

Tengamos confianza y seamos valientes. El desaliento en el servicio de Dios es pecaminoso e irrazonable. Dios conoce todas nuestras necesidades. A la omnipotencia del Rey de reyes, Dios, que guarda el pacto con nosotros, añade la dulzura y el solícito cuidado del tierno pastor. Su poder es absoluto, y es garantía del seguro cumplimiento de sus promesas para todos los que en él confían. Tiene medios de apartar toda dificultad, para que sean confortados lo que le sirven y respetan los medios que él emplea. Su amor supera todo otro amor, como el cielo excede en altura a la Tierra. Vela por sus hijos con un amor inconmensurable y eterno. CE 198.3

En los días aciagos, cuando todo parece conjurarse contra nosotros, tengamos fe en Dios, quien lleva adelante sus designios y hace bien todas las cosas en favor de su pueblo. La fuerza de los que le aman y le sirven será renovada día tras día. CE 198.4

Dios puede y quiere conceder a sus siervos toda la ayuda que necesitan. Les dará la sabiduría que requieran sus varias necesidades. CE 199.1

El experimentado apóstol Pablo dijo: “Y me ha dicho: ‘Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad’. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en insultos, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. 2 Corintios 12:9, 10. CE 199.2