Elena G. de White en Europa
Labores en el norte de Italia
Durante las semanas siguientes, Elena G. de White viajó en tren a través de los magníficos Alpes y trabajó en las regiones valdenses, cerca de Turín. Esta gran ciudad, al igual que Milán, está situada en la parte superior de la “bota” que constituye la península italiana. Allí se concentraron todas sus presentaciones en Italia. Jamás tuvo ocasión de viajar hacia el sur, a Florencia, Roma o Nápoles. Siempre predicó en las regiones subalpinas de Torre Pellice. EGWE 152.3
En Torre Pellice se enteró de los problemas que enfrentaban A. C. y D. T. Bourdeau. Daniel fue el primero de los hermanos Bourdeau que trabajó en Italia. Su hermano lo siguió después. Ahora A. C. Bourdeau necesitaba ayuda en el norte de ese país, y su hermano Daniel que había iniciado un programa de evangelización en Ginebra, también necesitaba mucho consejo y orientación. EGWE 152.4
Daniel se proponía imprimir volantes que lo presentaran como misionero norteamericano e incluyeran algunas observaciones lisonjeras que los periódicos de su país habían publicado el año anterior acerca de él. Elena G. de White procuró disuadirlo. Le dijo que era necesario evitar dos posiciones: Por una parte, los norteamericanos no tenían que avergonzarse de su nacionalidad ni tratar de imitar a los pueblos en medio de los cuales vivían; pero por otra parte, añadió: “Se me ha mostrado que necesitamos actuar con la mayor sabiduría, para no crear prejuicios ni dar la impresión de que los norteamericanos nos sentimos superiores a la gente de otros países”. Carta 24, 1885. También señaló que era una locura que Bourdeau se presentara como “misionero”. Esto, dijo ella, crearía celos y sospechas, y sería considerado como “el peor insulto”.—Manuscrito 28, 1885. EGWE 153.1
“Reduzca la extensión de sus sermones—le aconsejó, además—, porque cansan a todos: Al público y al predicador”. EGWE 154.1
Los hermanos Bourdeau eran evangelistas de experiencia, celosos de buenas obras, pero necesitaban equilibrio y sabiduría, cosas que el Señor les proveyó por medio del espíritu de profecía. Ya añadiremos luego algo más al respecto. EGWE 154.2