Elena G. de White en Europa
Indicios de la historia de la reforma
Mientras estuvo en Estocolmo, Elena G. de White se mantuvo alerta a cualquier indicio de la historia de la Reforma. Había oído hablar de las proezas de Gustavo Adolfo, rey de Suecia, a principios del siglo XVII, cuando lanzó su pequeño pero poderoso ejército contra el emperador católico romano Fernando y sus fuerzas. EGWE 119.4
“Cuando estaba en la cumbre del éxito, cayó Gustavo; pero su pueblo, fiel al propósito por el cual él derramó su sangre, continuó la lucha, hasta que se obtuvo una paz que liberó todo el norte de Europa del yugo papal”.—Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 193. EGWE 120.1
No hay duda de que Elena G. de White visitó la tumba donde yacía el cuerpo de Gustavo, porque al respecto escribió lo siguiente: EGWE 120.2
“En la antigua iglesia de Riddarholms, en Estocolmo, está sepultado el cuerpo de Gustavo. Cerca del lugar donde descansa, se ha colocado la siguiente inscripción: ‘Abordó las empresas difíciles; amó la piedad; conquistó a sus enemigos, extendió su reino, exaltó a los suecos, liberó a los oprimidos y triunfó en la muerte’”.—Ibid. EGWE 120.3
Al escribir la historia de la Reforma en su libro El Conflicto de los Siglos, mientras permanecía en Basilea en los meses siguientes, recordó estos sucesos relacionados con los lugares que visitó. EGWE 120.4
Allí describe también los reavivamientos religiosos que se realizaron en Suecia, en relación con la proclamación mundial del advenimiento, a principios de 1840. Véase Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 414-416. La información que obtuvo en el escenario de los hechos, mientras visitó Suecia, le proveyó más detalles históricos. Al respecto explicó: EGWE 120.5
“El mensaje llegó a este país desde Inglaterra. En la provincia de Orebro, varios laicos llamados ‘ropare’ comenzaron a proclamarlo en el año 1843. Predicaron con gran fervor que la hora del juicio divino había llegado, y se despertó gran interés en la gente. En el otoño de ese mismo año, dos jóvenes se sintieron impulsados a dar la amonestación. Se reunía numeroso público para escuchar su predicación, y las reuniones continuaron de día y de noche, a veces en alguna casa de familia, otras veces en los bosques... El sacerdote de la iglesia estatal hizo varios intentos por detener la predicación, y procuró volver a adormecer a la gente; pero fue en vano. Entonces, se ordenó a la policía que los arrestara, y durante seis meses los buscaron entre los bosques, sin resultado. EGWE 120.6
“Finalmente, debido a los esfuerzos del sacerdote, los arrestaron y encarcelaron”.—Ibid. 202-204. EGWE 121.1
Estos jóvenes dejaron tras sí un relato de las torturas y humillaciones que padecieron, incluyendo palizas despiadadas y la internación en un manicomio, pero pudieron escapar para salvar la vida. Después que el rey ordenó que no se ‘los molestara, continuaron predicando. EGWE 121.2
Cuando el gobernador les preguntó qué autoridad los había enviado a predicar, respondieron: Joel 2 y Apocalipsis 14:6-8. Dieron un testimonio sencillo: “El Espíritu de Dios vino sobre nosotros con tal poder que no pudimos resistirlo”. Durante casi un año continuaron proclamando el mensaje del advenimiento. EGWE 121.3
“A partir de entonces continuaron su labor sin ser molestados. A mediados de 1844, sin embargo, el poder que los había poseído antes, los abandonó. Las verdades que habían presentado parecían tan claras y poderosas como siempre; pero después de haber dado la amonestación, la manifestación especial del Espíritu de Dios que se había derramado para ayudar a proclamarla, cesó”.—Ibid. 205. EGWE 121.4