Elena G. de White en Europa

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“Me fueron presentadas” escenas

Se consiguió un salón grande: El sótano de un edificio público con capacidad para cien personas sentadas, y el domingo de noche Elena G. de White volvió a hablar. En las noches siguientes, la concurrencia aumentó y algunos tuvieron que permanecer de pie. El Espíritu del Señor vino sobre ella, y la Sra. de White se interesó profunda y misteriosamente por ese auditorio en particular. Comprendemos mejor su actitud al descubrir que: EGWE 110.5

“Entre los asistentes había algunas personas que parecían muy interesadas, personas de talento cuyos rostros recordaba, porque me habían sido presentados antes” (Ibid. 183. La cursiva es nuestra). EGWE 111.1

La mensajera del Señor usaba con frecuencia esta expresión, “me habían sido presentados”, para referirse a las revelaciones que Dios le había hecho en algunas visiones relativas a personas y acontecimientos. Con bastante frecuencia ella veía a esas personas en situaciones peculiares que requerían ayuda especial. Dichas revelaciones ocurrían a veces muchos años antes que ella las contemplara con sus ojos físicos. Con respecto a este fenómeno, escribió lo siguiente: EGWE 111.2

“A veces se me transporta a un futuro lejano, y se me muestra lo que ocurrirá. Luego se me revelan algunos hechos tal como sucedieron en el pasado. Cuando salgo de la visión no recuerdo en seguida todo lo que vi, y el asunto no me resulta claro hasta que lo escribo. Entonces la escena surge ante mí tal como me fue presentada en visión, y puedo escribir con facilidad. A veces, después que salgo de la visión, no puedo recordarla hasta que me hallo frente al grupo al cual se le aplica dicha visión; entonces las cosas que había visto impresionan vigorosamente mi mente. Dependo tanto del Espíritu del Señor para relatar o escribir la visión, como para recibirla. Me es imposible recordar cosas que me han sido mostradas a menos que el Señor me las presente en el momento que él desea que yo las relate o las escriba”.—Spiritual Gifts 2:292, 293. EGWE 111.3

Frente a la presencia directa de estas personas, no nos sorprende que Elena G. de White haya hablado con tanto fervor en las reuniones nocturnas de Copenhague. Parecía conocer a los presentes y les hablaba como una amiga que trata de evitarles alguna catástrofe. “Sentí el peligro en que se hallaban las almas—confesó—, que a partir de aquel momento alguien decidiera obedecer la verdad o rechazar la cruz y las promesas de misericordia”.—Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 183, 184. EGWE 111.4