Elena G. de White en Europa

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Elena G. de White y la obra en las cárceles

Mientras estuvo en Holloway, visitó a la familia Marsh. Hacía muchos años que la Hna. Marsh guardaba el sábado. Su esposo era guardián en una prisión*, y la familia vivía al lado del enorme y hostil edificio. “Era realmente triste—observó la Sra. de White apenada—ver a un gran número de prisioneros que efectuaban su media hora de ejercicios entre los tristes muros de la prisión, controlados por guardias a cada paso”.—Ibid. EGWE 354.4

Mientras estaba en Salem, Oregon, en junio de 1878, fue invitada para predicar cierta vez en una cárcel. EGWE 355.1

“Yo esperaba ver a un grupo de hombres de aspecto repulsivo, pero felizmente estaba equivocada; muchos de ellos parecían inteligentes y algunos daban la impresión de ser personas capaces. Estaban vestidos con el uniforme de la prisión, ordinario pero limpio, bien peinados y con las botas lustradas. Al observar las variadas fisonomías que tenía delante, pensé: ‘A cada uno de estos hombres le han sido confiados ciertos dones o talentos específicos, para que los usaran para glorificar a Dios y beneficiar al mundo...’ EGWE 355.2

“Cité las palabras de Juan: ‘Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es’. 1 Juan 3:1, 2. EGWE 355.3

“Exalté ante ellos el sacrificio infinito hecho por el Padre al dar a su amado Hijo en beneficio de los hombres caídos para que ellos pudieran ser transformados por medio de la obediencia, y llegaran a ser reconocidos como hijos de Dios”.—Life Sketches of Ellen G. White, 233, 234. EGWE 355.4

El ejemplo que dio la Sra. de White en lo que respecta a la obra social como una cuña de entrada para llegar al corazón humano, es muy conocido. Lo que no siempre se comprende es que esa obra en favor de los presos, las viudas, los huérfanos, etc., formaba tanta parte del ministerio que le había sido encomendado como la recepción y la comunicación de la luz y la verdad.—Véase Mensajes Selectos 1:33, 34. EGWE 355.5