Elena G. de White en Europa

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Revive la fe de Conradi

Una carta que L. R. Conradi dirigió a Elena G. de White desde Fastow, Rusia, seis años más tarde, muestra claramente que él seguía luchando con entereza por agradar al Señor. La Hna. White se hallaba entonces en Australia. En el primer párrafo de su carta él cuenta de qué manera halló “luz” en la Palabra de Dios y en “los testimonios de su Espíritu”. Expresa también su “gratitud a Cristo, que ha demostrado ser un Amigo fiel y Sumo Sacerdote para mí cuando todo parecía oscuro, Satanás me acosaba y no tenía esperanzas y hubiera hecho bien en arrojar mi única ancla... Hoy oro al Señor diciendo: Unge mis ojos, déjame ver mi propia salvación, no permitas que me aparte ni me desvíe del sendero del deber y déjame conocer tu voluntad... No quiero estropear con mi pasado la obra que él ha hecho, a pesar de que él ha olvidado bondadosamente ese pecado. Si usted tiene alguna luz, exhortación o consejo, me agradaría recibirlos”. Se despidió con las palabras, “Su indigno hermano en Cristo, L. R. Conradi” (carta de L. R. Conradi a E. G. de White, 6 de octubre de 1897). EGWE 333.4

Esto revela que Conradi tenía fe en los testimonios de Elena G. de White, y también en “alguna luz, exhortación o consejo” que ella pudiera darle. EGWE 334.1