Elena G. de White en Europa
El pastor Luis R. Conradi
L. R. Conradi, con quien trabajó Elena G. de White en Vohwinkel, era un alemán que había ido a Norteamérica a los 17 años. Mientras estuvo en los Estados Unidos se convirtió al adventismo. Se graduó en el Colegio de Battle Creek. Era un hombre inteligente, dotado de talentos y habilidades fuera de lo común. En 18 meses concluyó el curso de cuatro años (del curso superior) y luego trabajó con gran éxito entre la gente de habla alemana, en el medio oeste de los Estados Unidos. Fue ordenado al ministerio en 1882. A la edad de 30 años regresó a Europa junto con G. C. White en febrero de 1886, como ya hemos visto. Ocasionalmente actuaba como traductor de Elena G. de White. Ella estaba contenta de que el pastor Conradi hubiera regresado a Europa. EGWE 327.1
Durante los meses siguientes, trabajó con celo y sacrificio en Rusia.* Mientras estuvo en Crimea recorrió distintos lugares acompañado por un creyente ruso llamado Gerhard Perk, un ex menonita que se había convertido mediante la lectura de publicaciones adventistas. Las autoridades rusas acusaron a Conradi de enseñar herejías judías y lo pusieron 40 días en prisión. Cuando Elena G. de White conoció este incidente se sintió muy apenada, y le escribió una carta amable y llena de comprensión. Le aseguró: “Cuidaremos en forma especial de su esposa e hijo”. “No lo hemos olvidado, y hemos presentado su caso al tribunal superior—al gran soberano de los mundos. El Señor a quien servimos lo librará cuando él lo considere más oportuno”.—Carta 49, 1886. EGWE 327.2
En esta carta consoladora se refirió también al triunfo de la verdad de Dios e indicó que ninguna cosa que hicieran los enemigos del Evangelio podría obstaculizar en forma permanente la difusión del mensaje de la verdad. EGWE 328.1
La Hna. White continuó: EGWE 328.2
“Dios reina, y a pesar de su majestad él ama a los más indefensos y sufridos de sus hijos. Dios nos muestra las evidencias de su poder, y la verdad triunfará. El desarraigará todos los errores doctrinales. Cada verdad será inmortal. Encomiende el cuidado de su alma a Dios, como a un fiel Creador. Sus ángeles están a su alrededor. Tenga fe en él. Recuerde que Jesús es su Redentor y considere cuánto tuvo que sufrir él. Cuando los apóstoles de Cristo fueron arrojados a una prisión, los ángeles de Dios traspasaron los muros de la prisión y los cuidaron. ¡Oh, la ternura, la compasión de Dios! El dice: ‘¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti’”. Isaías 49:15.—Ibid. EGWE 328.3