Elena G. de White en Europa
Una visita a Zurich
Pero antes de partir decidieron pasar un día en Zurich. El 12 de mayo, en compañía de Guillermo C. White, y su esposa, Marian Davis y el pastor Whitney, partieron en tren hacia esta aventura. Era un día nublado y lluvioso. A mediodía llegaron a la famosa ciudad del norte de Suiza donde Ulrico Zwinglio proclamó la verdad de la justificación por la fe en el siglo XVI. EGWE 311.4
Los pastores Conradi y Erzberger estaban esperándolos en la estación de ferrocarril. Uno de los primeros acontecimientos del día fue la visita a un notable monumento de Zurich, el Gross Münster con sus torres gemelas; se decía que parte de este edificio había sido construído alrededor del año 300 DC. EGWE 312.1
Le contaron que en aquellos tiempos las capillas no tenían asientos. La congregación escuchaba la predicación de pie. EGWE 312.2
En una capillita ubicada cerca de la iglesia, ella examinó con deleite los antiguos libros en latín y griego. La Biblia de Zwinglio la fascinó. Vio “la escritura de puño y letra de Zwinglio”, según su declaración. Al volver al exterior, observaron una estatua de Zwinglio de tamaño natural. Era de bronce y representaba al reformador como un soldado y capellán a la vez, listo para la batalla. EGWE 312.3
“Una mano descansa sobre el puño de su espada—escribió ella—, mientras con la otra aferra una Biblia”. Manuscrito 29, 1887. Medio siglo más tarde, G. C. White escribió los siguientes comentarios acerca de lo que observó aquel día: EGWE 312.4
“Yo acompañé a mamá cuando visitamos Zurich y recuerdo bien cómo se le refrescó la mente al contemplar la antigua catedral y el mercado; contó cómo eran en los días de Zwinglio” (carta de G. C. White a L. E. Froom, 3 de diciembre de 1934). EGWE 312.5
Al año siguiente, en El Conflicto de los Siglos, ella escribió acerca de Zwinglio y sus luchas religiosas: EGWE 312.6
“En Suiza, lo mismo que en Alemania, vinieron días tenebrosos para la Reforma. Mientras que muchas regiones aceptaban la fe reformada, otros se aferraban ciega y obstinadamente al credo de Roma. Las persecuciones dirigidas contra los que aceptaban la verdad provocaron finalmente una guerra civil. Zwinglio y muchos de los que se habían unido con él sucumbieron en el sangriento campo de Cappel”.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 224, 225. EGWE 312.7