Elena G. de White en Europa

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Una recomendación disciplinaria

El jueves 8 de julio, Elena G. de White conversó con el pastor Matteson acerca de la situación en la iglesia. Le dijo que los miembros que persistían en manifestar un espíritu cruel y que eran “despóticos, calumniadores y acusadores” no debían permanecer en la iglesia. “El Salvador nos ha enseñado el camino que debemos seguir al tratar con estos ofensores—dijo—y se debe aplicar la norma bíblica”.—Manuscrito 66, 1886. EGWE 229.1

“Ninguna iglesia puede mantener una condición saludable y floreciente, si sus dirigentes no adoptan medidas firmes y decididas para reprimir este espíritu crítico y acusador, dondequiera que exista. Los que se dejan dominar por un espíritu tal, deben ser objeto de la disciplina eclesiástica”.—The Review and Herald, 18 de octubre de 1886. EGWE 229.2

Matteson confirmó la gravedad de la situación. Relató cómo un miembro de la iglesia había calificado a otro de ladrón, en la mitad de una reunión, cuando no había ningún viso de verdad en su acusación. Lo que empeoraba las cosas era que esa persona pertenecía a la junta de la iglesia. EGWE 229.3

Elena G. de White le dijo a Matteson que no debería haber dejado de sancionar tales casos, pero él quiso que ella asumiera la desagradable tarea de hablar a la iglesia acerca de este asunto. Ella temía hacerlo, y recordaba cuánto había trabajado con la gente durante su visita anterior. “¡Cuán difícil es volver a coser las puntadas que se han descosido, cuán arduo es remodelar a las personas después de haberles permitido, año tras año, que permanezcan en una condición desmoralizada!”. Manuscrito 57, 1886. ¡Pero si los demás no actuaban, tenía que hacerlo ella! EGWE 229.4

El sábado de mañana exhortó a los hermanos, usando el texto de Juan 5, que narra la historia de la curación del enfermo junto al estanque de Betesda. Los creyentes necesitaban volver a convertirse para llegar a ser justos. Tal fue el tema de su exhortación. EGWE 229.5

A la mañana siguiente les impartió otro mensaje bíblico: El de Lucas 19:10. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Luego se reunió con los dirigentes de la casa editora y los ayudó a resolver un problema difícil: Una parte del edificio que quedaba precisamente debajo del salón de reuniones, había sido alquilado irreflexivamente a un herrero, y otra parte había sido cedida a un grabador de lápidas. EGWE 230.1

“Las oraciones del pastor y de la congregación ascienden en medio del sonido del martillo y el yunque, de la manipulación y el tintineo del hierro; y al otro lado de nuestra vivienda está el taller de mármoles, donde el sonido ruidoso y continuo del cincel y el martillo se mezcla con las oraciones, la predicación y la exhortación”.—Carta 19, 1886. EGWE 230.2

Todo esto sucedía en sábado. EGWE 230.3

De pie ante la comisión, Elena G. de White dio un testimonio que sorprendió a todos los presentes. Les dijo que mientras ella estaba en Norteamérica, se le había presentado en visión la situación de Cristianía y de otras iglesias de Europa. El ángel le había informado que el sonido del martillo, del yunque y del cincel se entremezclaba con las oraciones, pero ella no había comprendido en aquel momento lo que esto significaba. Ahora declaró: “Y el ángel me dijo que Dios no podía derramar su bendición sobre un pueblo que sentía tan poco respeto por su Palabra... Pero aquí el asunto se halla bajo vuestro control y precisamente dentro de vuestra propiedad”, añadió con una nota de incredulidad en la voz.—Manuscrito 7, 1886. EGWE 230.4

Al concluir, admitió que las cosas que les había dicho probablemente podían parecer cuentos, pero añadió solemnemente: “Vosotros deberéis enfrentaros a ellas en el juicio, y yo también”.—Carta 113, 1886. EGWE 230.5