Elena G. de White en Europa
Entre los creyentes suizos
Diversas actividades con la familia Roth
Despues del sorprendente viaje a través de los Alpes, el tren en que viajaba Elena G. de White llegó a Ginebra el jueves por la noche, en medio de una violenta tempestad. D. T. Bourdeau y su familia esperaban en la estación la llegada de los viajeros que regresaban de Italia. Muy pronto estaban otra vez instalados con toda comodidad en el hospitalario hogar de los Bourdeau. EGWE 210.1
Elena G. de White dedicó una buena parte del día siguiente a escribir, y esa noche, después de la puesta de sol, habló ante un pequeño grupo de interesados que se habían reunido en casa de Bourdeau. El sábado de mañana tomó el tren para Lausana y fue directamente al salón donde se celebraba la reunión sabática. Bourdeau tradujo al francés sus palabras mientras Conradi las vertía al alemán. Conradi tenía allí por lo menos veinte personas que habían aceptado el sábado. EGWE 210.2
El domingo, al encontrarse con los obreros, Elena G. de White se sintió impresionada ante su espíritu de sacrificio y las dificultades de su tarea: EGWE 210.3
“Se hacen esfuerzos, ¡pero qué pocos obreros hay! Escasean los recursos, y están constantemente limitados por falta de dinero—hay un poquito aquí y un poquito allá, y un régimen tan exiguo que en Norteamérica se la consideraría como un plan de inanición. Muchas de sus comidas—la mayoría—, consisten en pan con leche caliente, y a menudo sólo cuentan con el pan. Todos visten con extrema sencillez, y sin embargo, trabajar es ahora mucho más fácil que antes, cuando los sabuesos perseguidores seguían las huellas de todos los que osaban tener ideas diferentes de las de Roma, y en consecuencia, de las de la iglesia estatal... EGWE 210.4
“Cuando los vi reunidos en Lausana, en un salón pequeño, con tablones sin respaldo en lugar de asientos, pensé en el enorme bien que podrían hacer unos pocos recursos que tantos norteamericanos malgastan en ropas atractivas o en compras superfluas de alimentos y muebles. El corazón me duele, y anhelo ver que se siga el ejemplo abnegado y sacrificado de Cristo”.—Carta 97, 1886. EGWE 211.1