A Fin de Conocerle

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Requisitos para la ciudadanía celestial, 13 de diciembre

Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida y que entren por las puertas en la ciudad. Apocalipsis 22:14. AFC 351.3

“Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Gálatas 6:7. Quiero sembrar para el tiempo y la eternidad. Mi corazón tiene hambre y sed de justicia. Quiero que mi vida se oculte en Cristo Jesús, para que mi siembra produzca la cosecha debida. Pienso seriamente en mi propio yo: cada día, en palabras o acciones, siembro cizaña o trigo. Quiero sembrar para el tiempo y la eternidad. Ya ha transcurrido para mí casi todo el período de vida que se me ha asignado, ¿y cuál será la cosecha? Quiero una confianza serena e inconmovible en el Altísimo. He experimentado su cuidado protector en forma notable cuando he seguido el camino del deber. Quiero descender a la tumba como una mazorca de maíz bien maduro. No quiero quejas en mi corazón; solamente la gratitud debe morar en él. AFC 351.4

Cada instante es precioso y abunda en consecuencias eternas. Estamos en un mundo de apariencias que se burla y engaña como las manzanas de Sodoma. Oh, ¡cómo considera el Señor la duplicidad de nuestro mundo! Si no lográramos mirar más allá de las nubes y captar los brillantes rayos del Sol de justicia, bien podríamos ser vencidos; pero Jesús vive; el arco de la promesa que rodea el trono como una seguridad constante de que Jesús vive, y porque vive, nosotros también viviremos... AFC 352.1

La disciplina en la escuela de Cristo hará que la iglesia repose sobre el brazo de su Amado. Los redimidos del Señor llegarán finalmente a Sion con cantos y gozo eterno, con triunfo y victoria. Toda la hueste angélica cantará con regocijo por ellos. ¿Pero cuáles son los requisitos de nuestra ciudadanía? “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad”.—Manuscrito 7a, 1896. AFC 352.2