A Fin de Conocerle

23/372

Un niño en el templo, 22 de enero

¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? Lucas 2:49. AFC 30.2

Cuando Cristo tenía doce años, fue con sus padres a Jerusalén para asistir a la fiesta de la Pascua, y a su regreso se perdió entre la multitud. Después de que José y María lo buscaron durante tres días, lo encontraron en el atrio del templo, “sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas”. Vers. 46, 47.—The Youth’s Instructor, 8 de septiembre de 1898. AFC 30.3

Sus padres escucharon asombrados cuando oyeron sus preguntas inquisitivas... Aunque asumía la actitud de quien aprende, Cristo impartía luz en cada palabra que pronunciaba. Interpretaba las Escrituras para la mente entenebrecida de los rabinos y les daba clara luz acerca del Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Las agudas y claras preguntas del niño traían un torrente de luz para su entendimiento entenebrecido. La verdad brillaba como el claro resplandor de una luz en un lugar oscuro mientras recibía e impartía el conocimiento del plan de salvación. AFC 30.4

Se dice claramente que Cristo crecía en conocimiento. ¡Qué lección hay para todos los jóvenes en este incidente de la vida de Cristo! Si escudriñan diligentemente la Palabra de Dios, y mediante el Espíritu Santo reciben dirección divina, podrán impartir luz a otros... AFC 30.5

María, la madre de Jesús... le preguntó: “Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia”. Luz divina brilló a través de la humanidad de Jesús, cuando levantó su diestra y dijo: “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?”. Vers. 48-50... AFC 30.6

A la edad de doce años, el Espíritu Santo moraba en Jesús y él sentía algo de la carga de la misión para la cuál había venido al mundo.—The Signs of the Times, 30 de julio de 1896. AFC 31.1