A Fin de Conocerle

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“Con gozo inefable”, 16 de mayo

A quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso. 1 Pedro 1:8. AFC 142.4

Él [Cristo] dijo: “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido”. Juan 15:10, 11. En Cristo hay gozo que no es incierto ni insatisfactorio. Si ha llegado a vosotros la luz que fluye de Jesús y la estáis reflejando en otros, mostráis que tenéis un gozo que es puro, elevador y ennoblecedor. ¿Por qué no ha de representarse la religión de Cristo tal como es realmente, como llena de atractivos y poder? ¿Por qué no hemos de presentar ante el mundo la belleza de Cristo? ¿Por qué no demostramos que tenemos un Salvador viviente, que puede caminar con nosotros en las tinieblas tanto como en la luz, y que podemos confiar en él?... AFC 142.5

Pero las mentes que están ocupadas con lecturas frívolas, con relatos excitantes, o que van en procura de diversiones, no meditan en Cristo y no pueden regocijarse en la plenitud de su amor. La mente que encuentra placer en pensamientos necios y conversaciones triviales, está tan destituida del gozo de Cristo como las colinas de Gilboa lo estaban de rocío o lluvia... Necesitamos llenar continuamente la mente con Cristo, y vaciarla del egoísmo y el pecado.—The Review and Herald, 15 de marzo de 1892. AFC 143.1

La vida en la cual se fomenta el temor del Señor no será una vida de tristeza y melancolía. La ausencia de Cristo es la que entristece el rostro y hace que la vida sea una peregrinación de suspiros... Pero Cristo, cuando mora en el alma, es un manantial de gozo... AFC 143.2

¿Por qué no ha de ser nuestro gozo pleno, pleno sin faltarle nada? Tenemos la seguridad de que Jesús es nuestro Salvador y que podemos participar libremente de la rica provisión que él ha hecho para nosotros... Nuestro privilegio es buscar constantemente el gozo de su presencia.—The Signs of the Times, 11 de agosto de 1909. AFC 143.3