Conflicto y Valor

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La alabanza, a quien corresponde, 12 de julio

1 Reyes 10:1-13.

Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre a Israel, te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia. 1 Reyes 10:9. CV 199.1

Uno mayor que Salomón había diseñado el templo, y en ese diseño se revelaron la sabiduría y la gloria de Dios. Los que no sabían esto admiraban y alababan naturalmente a Salomón como arquitecto y constructor; pero el rey no se atribuyó ningún mérito por la concepción ni por la construcción. CV 199.2

Así sucedió cuando la reina de Seba vino a visitar a Salomón. Habiendo oído hablar de su sabiduría y del magnífico templo que había construído, resolvió “probarle con preguntas” y conocer por su cuenta sus renombradas obras. Acompañada por un séquito de sirvientes y de camellos que llevaban “especias, y oro en grande abundancia, y piedras preciosas”, hizo el largo viaje a Jerusalén. “Y como vino a Salomón, propúsole todo lo que en su corazón tenía”. Conversó con él de los misterios de la naturaleza; y Salomón la instruyó acerca del Dios de la naturaleza, del gran Creador, que mora en lo más alto de los cielos, y lo rige todo. “Salomón le declaró todas sus palabras: ninguna cosa quedó que Salomón no le declarase”. CV 199.3

“Y cuando la reina de Seba vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado... quedóse enajenada”. Reconoció: “Verdad es lo que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría; mas yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto, que ni aun la mitad fue lo que se me dijo: es mayor tu sabiduría y bien que la fama que yo había oído. Bienaventurado tus varones, dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría”. CV 199.4

Al llegar al fin de su visita, la reina había sido cabalmente enseñada por Salomón con respecto a la fuente de su sabiduría y prosperidad, y ella se sintió constreñida, no a ensalzar al agente humano, sino a exclamar: “Jehová tu Dios sea bendito, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel; porque Jehová ha amado siempre a Israel, y te ha puesto por rey, para que hagas derecho y justicia”. Tal era la impresión que Dios quería que recibiesen todos los pueblos. La Historia de Profetas y Reyes, 48, 49.* CV 199.5