Consejos Sobre la Obra de la Escuela Sabatica

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La sencillez y la simpatía

¡Cuán importantes son las lecciones que se pueden dar a los niños y jóvenes, exponiéndoles las Escrituras con la sencillez de Cristo! Deje en casa el maestro todas las palabras difíciles y altisonantes, y utilice solamente las palabras más sencillas, que serán comprendidas con facilidad por la mente de los niños. COES 120.1

Pero para ser maestro de éxito, no sólo deben ser sencillos vuestros métodos de enseñanza, sino que debéis manifestar simpatía y amor en la escuela sabática. Los niños reconocerán este elemento y recibirán su influencia. Los hombres y mujeres sólo son niños adultos. ¿Acaso no correspondemos nosotros a las palabras y miradas de simpatía y amor genuinos? Jesús, el divino Maestro, les aseguró a sus discípulos su amor hacia ellos. Tomó sobre sí la naturaleza humana sin otro propósito que el de manifestar a los hombres la misericordia, el amor y la bondad de Dios al hacer provisión para la salvación y felicidad de sus criaturas. Con este fin murió. Mientras pronunciaba sus más tiernas palabras de simpatía, se regocijaba pensando que su intención era hacer “infinitamente más” que todo cuanto ellos podían pedir o aun pensar. Diariamente mostró delante de ellos, mediante obras de bendición para el hombre, cuán grandes eran su ternura y amor para con el género humano caído. Su corazón era un manantial de inagotable compasión, en el cual el anhelante corazón podía ser provisto del agua de la vida. COES 120.2

Cuando Jesús hablaba a las gentes, quedaban atónitas de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Los escribas habían trabajado para afirmar sus propias teorías, y tenían que esforzarse para sostenerlas y para conservar su influencia sobre las mentes del pueblo mediante una interminable repetición de fábulas y tradiciones pueriles. Los modelos más elevados de instrucción pública consistían mayormente en una repetición carente de vida de ceremonias sin significado y en la reiteración de opiniones superficiales. La enseñanza de Jesús inculcaba de la manera más comprensible y sencilla las ideas más trascendentales y las verdades más sublimes, de modo que “los que eran del común del pueblo le oían de buena gana.” Esta es la clase de instrucción que debería darse en nuestras escuelas sabáticas. La luz del cielo, tiene que ser reflejada de Jesús, el admirable Maestro, y las almas de los niños y jóvenes deben ser iluminadas con la divina gloria de su carácter y amor. Así, con hermosa sencillez, los niños pueden ser conducidos al “Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”—Testimonies on Sabbath-School Work, 39, 40. COES 121.1